viernes, septiembre 08, 2006

The Master Of Puppets

Ayer vi en TV una noticia que me hizo ver con total nitidez porqué nunca acabará el terrorismo en España.

Creo que ayer vi por primera vez la verdadera cara del terrorismo.

Estamos acostumbrados a ver en las noticias (aunque afortunadamente hace ya tiempo que no sucede) que han matado a tal persona o que han puesto un coche bomba....algún cartel colgado en alguna pared con los feos rostros de distintos y distintas etarras que están buscados por la policía...y poco más. Todo impersonal. Todo con la asepticidad que sólo la distancia nos puede proporcionar. Realmente no solemos ver cómo se comportan los terroristas. Pero ayer sí. Ayer pude ver el odio en estado puro, encarnado en un hombre calvo encerrado en una jaula de cristal.

Durante el juicio a un etarra, éste, calvo y con una mirada llena de rabia y odio, y metido dentro de una especie de urna de cristal, señalaba con el dedo una y otra vez al juez que se sentaba al otro lado de la jaula del hombre calvo. Mientras lo señalaba le gritaba que le iba a matar, a arrancarle la piel a tiras, que le iba a volar la cabeza de 7 tiros y que a ver si tenía cojones de meterse en la urna de cristal con él.Daba patadas en los cristales, y puñetazos. Mientras, no dejaba de repetir una y otra vez la misma palabra dirigida al juez: “fascista”. Me pregunto si el calvo sabía realmente lo que significa esa palabra: probablemente la aprendió hace ya muchos años en algúna taberna de San Sebastián, durante alguna reunión con otros futuros terroristas tan feos y encabronados como él. Y desde entonces es su palabra favorita, aunque ni siquiera conoce su significado real.

Pero suena bien, tiene fuerza la palabra: “Fascista ¡! “ , “fascista ¡!!”. Seguro que se mira en el espejo justo después de cepillarse los dientes y mientras pone cara de tío peligroso dice: “fascista!!” , “fascista ¡!”

Suelo tender a imaginarme a los terrorisistas siempre metidos en alguna casa rural de estas típicas del norte, rodeados de bosque y plantas llenas de gotas de agua de la lluvia caida la noche anterior, tramando algún nuevo asesinato en una habitación llena de humo de cigarrillos y con la barba de una semana sin afeitar, mientras en una pequeña TV arrinconada en una esquina emiten imágenes del telediario en las que aparece un asesinato que ellos mismos acaban de cometer.

Esta persona despertó en mí una enorme curiosidad: por mi cabeza sólo viajaba una y otra vez la misma pregunta: cómo es posible que alguien pueda llegar a meterse tanto en su papel de defensor de una causa? Sea la causa que sea.

Quiero decir, el hombre calvo se levantará por las mañanas y lo primero que pensará será “vaya, un día más siendo aplastado y oprimido por el estado fascista español”? desayunará antes de pensarlo, o lo hará después?

Siempre me ha asombrado la gente que se cree tanto algo, lo que sea. Los que se van a alguna fuente de alguna plaza de alguna ciudad a emborracharse y pegar gritos como locos cuando "su" equipo ha ganado algo, los que van todos los domingos puntualmente a la iglesia, los que no se pierden ninguna manifestación de su partido político preferido llueva o haga frío o calor, los que se declaran acérrimos enemigos del aborto o de las drogas, y en fin de todo el que tiene una idea clara e inamovible sobre cualquier cosa. Creo que todas esas personas en realidad no se han parado nunca ni siquiera 10 minutos a pensar en eso que defienden o demonizan: simplemente creen que su postura es la mejor y la que la sociedad en la que les ha tocado vivir apoya, y que los demás están todos equivocados y son una minoría. De alguna forma envidio la capacidad de estas personas para tener opiniones claras y formadas sobre cualquier cosa: yo soy incapaz de hacerlo. Porque creo que todo, o prácticamente todo en la vida, depende de cómo se mire. Nada es blanco o negro. Ojalá lo fuera, qué fácil sería todo entonces. Qué seguro de mí mismo podría estar entonces.

Creo que el hombre calvo encerrado en su jaula de cristal tiene que haber tenido una vida vacía, anodina, sin nada que realmente merezca la pena. Probablemente tenía un trabajo de mierda, vivía en un pueblo de mierda y frecuentaba unas compañías de mierda. No ligaba nada porque ya desde muy joven empezó a ser víctima de la alopecia y empezaron a surgir en su rostro los rasgos de persona violenta y llena de odio que hoy en día luce tras su jaula de cristal. Y es difícil vivir en un perpetuo vacío. Muy difícil. Vivir sin tener nada, siendo un paria más, un esclavo más del sistema en el que vivimos todos: pero claro no es lo mismo ser un esclavo con una tía buena a tu lado, 20 millones en el banco y un BMW último modelo, que ser un esclavo sin tener dónde caerse muerto en algún pueblo de mierda perdido por el norte del País Vasco. El hombre calvo fue llenando su corazón de odio hacia el mundo, hacia lo sociedad, hacia los hijos de puta que tienen BMWs último modelo. También sus ojos empezaron a inundarse de odio. Su odio y su ira crecían día a día, sin nada que los frenase, sin nada a lo que aferrarse y que llenara su vacío interior, su miserable existencia de mierda. Y entonces poco a poco se fue acercando al mundo de ETA.

Porque allí encontró un asidero para su vida, encontró un lugar en el cual poder depositar todo su odio y su frustración. Y llenar su vacío.

Pero no se limitó a eso, sino que además fue rodeándolo de ideas políticas que otros le iban dictando día a día. Le dictaban odio. Palabra por palabra. Y cada día tenía más y más odio envasado al vacío dentro de su puta bola de billar. Y cada día se levantaba con más odio dictado que el día anterior. Y un día se despertó por la mañana, a oscuras, y sintió que tenía algo raro en las manos. Se levantó y fue a verse al espejo: y allí estaban: tenía unas cuerdas de color negro que le atravesaban los dedos de las manos y subían hasta el cielo. Cinco cuerdas en cada mano, una para cada dedo: y las cuerdas empezaron a cobrar vida, desde el cielo, e hicieron que sus manos subiesen y bajasen como si tuvieran vida propia; arriba y abajo, arriba y abajo. Y luego las cuerdas hicieron que su mano derecha aferrara con fuerza una pistola 9 mm Parabellum. Y en cada cuerda, si mirabas con atención, podía verse como fluía todo su odio, se veía un chorro de odio que salía de sus manos y subía hasta el cielo a gran velocidad. Un flujo infinito de odio.

Un día salió de su casa rural rodeada de bosque y plantas llenas de gotas de agua de la lluvia caida la noche anterior, con su mano derecha sujetando la pistola, atravesada por las cuerdas que le obligaban a seguir adelante, tirando de él. Y ese día le pegó un tiro en la cabeza por la espalda a otro ser humano. Y se sintió bien. Por fin había dejado de sentir el vacío en su interior. Y cuando volvió a casa, miró las cuerdas que atravesaban sus manos y ya no eran negras...ahora eran rojas.

No creo que nunca, ni el hombre calvo ni ninguno de sus compañeros terroristas, se atrevan a cortar las cuerdas que atraviesan sus manos. Ya forman parte de su ser. Porque es lo único que tienen: su odio.

Este es el link al vídeo de la noticia:

http://www.elmundo.es/elmundo/2006/09/07/espana/1157623156.html


Š∑ЯGÎØ

viernes, julio 28, 2006

The Devil Within


01:30 de la madrugada. Estoy tendido en una cama, envuelto en una Oscuridad total herida sólo por algunos rayos de luz. No puedo dormir. No puedo respirar: me voy a asfixiar,me voy a morir. Desde la operación no puedo respirar bien por la nariz, así que cuando duermo me falta el aire y mi cerebro se empeña en despertarme para inhalar por la boca el aire que no inhala por la nariz, quejándose. Pero y si se me obstruye también esa vía respiratoria? No puedo imaginar una muerte peor que por asfixia. Ahogado. Tengo que abrir mucho la boca, respirar…así…..dar grandes bocanadas para llenar mis pulmones de aire. Necesito el aire. No quiero morir asfixiado. Respiro.

Y entonces puedo sentirlo: hay algo en mi habitación, conmigo, por todas partes, rodeándome.

Algo maligno.

La suave luz que atraviesa la gruesa persiana de la ventana hace que se creen sombras a mi alrededor: y esas sombras forman formas. Y todas esas formas son terribles: son el mal en estado puro. Rostros que me observan expectantes. No puedo moverme: no quiero moverme: encojo los pies para que no se me queden fuera de la cama, meto de un solo movimiento rápido dentro de la cama el brazo que pendía por un lateral tocando el suelo. De esta forma no podrán cogerme, tirar de mí y arrastrarme hacia su mundo infernal y demente y sucio. A su mundo de muerte, mentiras y sangre y asesinatos y destrucción. Y ríos de semen, y putas vestidas de cuero y látigos, gordas con tripas enormes que se ríen a carcajadas y me hacen gestos con las manos para que me acerque a elles y me absorban y me metan dentro de sus estómagos llenos de serpientes negras y rojas. No quiero vivir en la Oscuridad con vosotros, malditos cerdos hijos de puta. No me llevaréis.

Pero sobre todos los demás siento la presencia de uno.

Esta noche Él viene a por mí.

Me incorporo sobre mis brazos y miro por la ventana...y lo veo: puedo ver reflejado en el cristal el rostro de un demonio de cara roja como la sangre que me mira sonriente, con una boca enorme.

Vuelvo a meterme en la cama: pienso:

Es tan frágil el hilo que separa la cordura de la locura..y yo he estado en tantos momentos a punto de romperlo...incluso creo haberlo roto y después haberlo vuelto a unir los pedacitos con mis manos, con mucho cuidado... , como si me resistiera a habitar para siempre en ese mundo que habitan todos aquellos que una vez rompieron el hilo, no pudieron volver a unir sus trozos y ahora son capaces de ir más alla de lo que ven y piensan las personas normales: aquellos a los que llamamos Locos. Creo que ese es el mundo que ha estado desde siempre llamándome a sus filas.

oigo muchas respiraciones a mi alrededor: voces: No puedo más: enciendo la luz y trato de tranquilizarme: eres un tío normal, no estás loco, tienes una chica que, aunque tú gilipollas no entenderás nunca porqué, está loca por ti, te adora y daría lo que fuera por ti. Eso es lo que le da sentido a todo lo demás. Somos en la medida en que amamos. No somos en la medida en que odiamos. Sin amor nada es nada. Y tú lo tienes. Y estás aquí imaginándote todas estas cosas raras… por qué? no lo sé:

Sólo sé que esa cara reflejada en el cristal era parte de mí.

Š∑ЯGÎØ

miércoles, julio 05, 2006

ReBeLióN

Imagen by Sonja (C) - (luv u)

Nuestra sociedad es una sociedad de esclavos. Esclavos felices de serlo. Esclavos dispuestos a soportar lo que sea con tal de cobrar a final de mes y así poder pagarse todas esas cosas que no necesitan. Esclavos vacíos por dentro. Esclavos sin espíritu. Sin garra. Sin fuerza.

Cada mañana, cuando suena el despertador de cualquiera de estos esclavos, y antes de haber desayunado siquiera, se suben a una cinta transportadora que les lleva directos a ... ninguna parte. Mientras están sobre la cinta, su mirada vacía apunta hacia el infinito, en línea recta. Nunca miran hacia otro lado. Luego la cinta transportadora se detiene un instante, les ponen un código de barras en el cogote (en la imagen de arriba se pueden ver las pegatinas con los códigos de barras ya preparadas), y la cinta se reactiva y prosigue su camino hacia ningún lugar.

Pero aún quedan algunas personas con criterio, con valores, con principios. Personas que no se dejan amaestrar. Personas que, de alguna manera, también han de subirse a la cinta transportadora. Pero estas personas no miran siempre en línea recta: miran hacia los lados, a su alrededor. Ven más de lo que los otros ven. Y nunca, nunca, serán esclavos.

Este es el texto íntegro que me ha mandado uno de mis mejores amigos esta mañana: después de muchos años en un trabajo duro como pocos, mal pagado y aguantando a jefecillos de medio pelo frustrados y afectados por el mismo síndrome del que sufren todos los débiles y gilipollas sin cerebro del mundo al que por algún extraño juego del azar la vida les ha colocado en una posición de poder respecto a otros: abusar de los que, por alguna circunstancia, son más debiles que ellos.

En este caso, la circunstancia es la posición que cada uno ocupa en el trabajo.Ojalá todos tuviéramos el mismo valor que tiene él.

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Madrid, 5 de Julio de 2.006.
De: Mi Amigo
Para: Todos los Compañeros de Rampa de la base de Madrid.
Con Copia a: jefes de área y escala de la base de Madrid

No me gustaría extenderme demasiado, me considero una persona bastante concisa, así que iré al grano.

En primer lugar quiero dejar claro que no pertenezco a ningún sindicato de esos que tan falsamente dicen representaros.

Dicho ésto, continúo: como todos ya sabéis anteayer fue despedido nuestro compañero XXXXXX. Una noticia que en rampa corrió como la pólvora, a pesar de los intentos por tratar de silenciarla para no terminar de "joder" una de por si maltrecha operativa.Este hecho me hizo plantearme mi situación; llevo 7 años trabajando en la empresa y estoy PEOR que el primer día, es verdad que gano algo mas , pero es que me joden el triple.

Lo cierto es que el despido de Raúl ha sido la gota que en mi caso ha colmado el vaso en mi decisión de continuar o dejar mi empleo. Me consta que hay otros vasos que están bastante llenos aunque también se que no tan hasta el borde como mi caso. Por todo ello he decidido lo siguiente:

Solicitar de forma inmediata mi baja voluntaria en la compañía, decisión en absoluto irrevocable por mi parte, aunque llegados a este punto y siendo mi condición la readmisión de MI COMPAÑERO INJUSTAMENTE DESPEDIDO, me temo que si lo va a ser por parte de la empresa.

Solo me resta expresar mi deseo de que fueseis la gran mayoría de vosotros, concretamente TODOS, excepto los JUDAS QUE NOS HAN VENDIDO, los que presentaseis esta carta conmigo. Pero como también sé que no va a ser así, me conformare con hacer de esta carta, mi despedida de todos mis COMPAÑEROS, eso y contribuir a removeros la conciencia cinco minutos antes de que vayáis a cargar el próximo avión, a excepción claro esta de los ya nombrados al principio de este párrafo, que bastante removida la tienen que tener ya y de mi no merecen ni el mas absoluto del desprecio que por todas sus acciones debería tenerles.

A todos los demás deciros que ha sido un gran placer compartir todo este tiempo con vosotros, y desearos lo mejor para el futuro, aunque no sea donde ahora mismo trabajáis, el mejor pilar sobre el que cimentarlo. Depende de vosotros y vuestra unidad cambiarlo.

Me gustaría terminar con una cita de William Wallace, que no es otro que el actor Mel Gibson en su papel en la película BRAVEHEART, una de mis favoritas, aunque eso si, retocada por mi para que no resulte tan dramática:

"Luchad, y puede que os despidan. Huid y trabajareis en XXXXX... un tiempo al menos. Y cuando estéis en la cola del paro como RAUL y como yo dentro de NO muchos años, ¿no cambiareis todos los días desde aquí hasta entonces por una oportunidad, solo una oportunidad, de volver aquí y cambiar vuestra decisión? Podrán despediros si, pero jamás os quitarán... la LIBERTAD¡¡¡¡¡¡¡¡¡

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Suerte, tío.


Š∑ЯGÎØ

miércoles, junio 21, 2006

Cuba Libre

Esta misma mañana. Miércoles, 9:30. Salgo de la estación de metro rumbo al trabajo. Ante mi se extiende una calle que parece no tener fin. Sí, de hecho, es infinita.

Miro a mi alrededor mientras camino. Me fijo en una chica rubia con pantalones vaqueros muy ajustados, andando unos 10 metros delante de mí. Justo enfrente de mí veo a un tipo con una camiseta roja y la palabra CUBA en blanco serigrafiada detrás.

Dejo de prestarle atención y me dejo arrastrar por mis propios pensamientos. Pasados unos 2 minutos veo que algo que me llama la atención: la chica rubia ya no está sola: ahora tiene pegado a su izquierda al tipo de la camiseta roja, y está diciéndole algo a la chica. Bueno, estará preguntándole por una calle o algo, pienso.

Siguen andando delante de mí, a unos 3 metros. El tipo de la camiseta roja sigue diciéndole algo a la chica rubia, muy pegado a ella. Entonces me doy cuenta de algo: la chica ni siquiera le mira, ni siquiera le contesta. No puedo ver sus labios porque estoy detrás de ella, pero lo intuyo. Algo no va bien. Sé que ella no está hablando. Ni siquiera gira el cuello mientras el tipo de la camiseta roja le habla. Una cosa está clara: la chica está tratando de ignorar al tipo de la camiseta roja.

Entonces me fijo más en él: medirá 1.75, muy moreno de piel, pelo corto negro.

Mientras le sigue diciendo cosas a la chica, muy pegado a ella, esboza una sonrisa falsa y no deja de mirarla de arriba a abajo: su mirada se dirije a las tetas de la chica rubia.

Habrán transcurrido ya cerca de 10 minutos, y delante de mí el tipo de la camiseta roja continúa su insistente monólogo. Noto la adrenalina agolpándose en mi cerebro, pugnando por salir.Tranquilo Sergio...es una desconocida, el tipo de la camiseta roja sólo la está hablando...no está haciendo nada malo...

o sí ?

Me pongo en el lugar de la chica: lleva en la mano la típica bolsa que lleva la gente que, normalmente debido al miserable sueldo que le pagan sus jefes, contiene un tupperware con la comida del día. De esa forma la chica rubia se ahorrará los muchos euros que le hubiera costado comer en cualquiera de los restaurantes que, como setas, cubren la zona por donde yo trabajo. Seguramente será administrativa, recepcionista, o algo parecido. Seguramente su jefe será un gordo cabrón que le paga 800 euros al mes y le recomienda que vaya ligerita de ropa a trabajar, para así poder alegrarse la vista cada vez que la llama a su despacho para pedirle lo que sea. El gordo cabrón llegará a su casa por la noche y se follará a su mujer mientras está pensando en el culo de la chica rubia que camina delante de mí. Seguramente la chica vivirá lejos. En Madrid todo el mundo vive lejos de donde trabaja. Esta puta ciudad es demasiado grande. Así que cada día tiene que pegarse un buen madrugón para poder llegar a tiempo a la oficina del gordo cabrón. Odia su trabajo, pero es el único que tiene. Lo único que quiere en ese momento es que el baboso con una camiseta roja que tiene pegado a su izquierda diciéndola guarradas desde hace 15 minutos la deje en paz. Sí. Al principio la chica rubia se lo ha tomado como una especie de piropo, como una broma sin importancia. Pero cuando ha visto que el tipo de la camiseta roja no se va, que sigue a su lado diciéndola cosas, entonces ya no se lo ha tomado tan a broma y ha empezado a preocuparse.

Llegamos a un paso de peatones con semáforo. Decido acercarme más a ellos. Quiero verles la cara a los dos, y sobre todo escuchar lo que está diciéndole el tipo de la camiseta roja. Me coloco justo detrás de ellos, en el medio, concentrándome en escuchar sus palabras, mientras miro sus caras: la chica rubia tiene cara de preocupación, creo que está asustada, aunque a la vez su mirada muestra determinación. El tipo de la camiseta roja tiene rasgos sudamericanos, unos 35 años, sus ojos son vidriosos, sin brillo, sin el menor atisbo de inteligencia. Su cerebro es su polla.

Probablemente su cerebro esté empalmado a estas alturas. Qué asco me da. Cerdo que se dedica a molestar a las chicas cuando van a trabajar. Cobarde hijo de puta.
Por qué no se irá a su puto país a molestar a las chicas ? pienso.

Cruzamos la calle, yo muy pegado a ellos, detrás, a medio metro. El tipo de la camiseta roja y el cerebro empalmado sigue mirando sin parar a la chica y diciéndole cosas: las dice tan bajo que no alcanzo a entender ni una sola palabra. La adrenalina ya está haciendo su trabajo.

No le digas nada. No merece la pena. A lo mejor es un puto colgao que lleva una navaja o sabe kung-fu y te parte la cara aquí mismo. O a lo mejor no te has fijado bien al principio, y resulta que son pareja. No, eso es imposible. Sé que no se conocen de nada. Lo presentí desde que le vi hablándola por primera vez. Y está molestándola. Pienso en todas las mujeres que son objeto de todo tipo de frases asquerosas cuando pasan delante de alguna obra, o delante de cualquier grupo de tios, que tienen que hacerse los duros para alejar así el fantasma de la homosexualidad delante de sus amigos de la Banda del Cerebro Empalmado.

Sigo andando. Miro al tipo de la camiseta roja: por un momento parece que se ha cansado de ser un monologuista a sueldo del canal Paramount Comedy, porque se separa de la chica y se detiene. Yo me paro también. La chica rubia sigue andando. Pero no, el tipo de la camiseta roja acelera el paso y vuelve a colocarse a su lado: sigue habándole a la chica rubia. Maldito cerdo. No aguanto más: tengo que decirle algo. Quién se ha creído qué es?

- Oye tú! - grito, sin dejar de andar detrás de ellos

El tipo de la camiseta roja se gira inmediatamente y clava su mirada sobre mí:

- Qué?

- Por qué no dejas a la chica en paz ? - noto que mi pulso se acelera, mis músculos se tensan: espero cualquier reacción por su parte. Estoy preparado. Sujeto el móvil con fuerza para usarlo a modo de arma en caso de necesitarlo. El hecho de saber que estás haciendo algo bien siempre te da un valor y una fuerza que realmente no te pertenecen.

- Es tu novia? - me pregunta el tipo de la camiseta roja; veo miedo en sus ojos: sé que no me va a hacer nada. Está acojonado: le saco una cabeza y las gafas de sol que llevo me deben de conferir un aspecto bastante violento. No se esparaba algo así. Ya no es un cerebro empalmado. Ahora es un cerebro flácido. Me tranquilizo un poco, pero sin bajar la guardia.

- SI, miento.

El tipo de la camiseta roja no dice nada más. Se queda parado mientras yo continúo mi camino. La chica rubia avanza ya unos cuantos metros delante de mí. No quiero decirle nada. Me da vergüenza. Y además no quiero su agradecimiento. Sólo lo he hecho porque lo que estaba haciendo el tipo de la camiseta roja y el cerebro flácido no está bien. Lo he hecho por la chica rubia y por todas las demás. Miro hacia atrás por si acaso sucede algo con Don Cerebro Flácido.

Pero ya casi ni le veo.


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viernes, junio 16, 2006

Miseria



Estas 2 fotos las tomé ayer con el móvil. Están hechas en la calle Gran Vía de Madrid, un jueves a las 8 de la tarde aproximadamente. Docenas y docenas de personas pasaban junto a una persona que permanecía tumbada en el suelo sin moverse. Podría haber estado muerta perfectamente. Cuando yo le vi decidí quedarme allí, tomar algunas fotos y observar el comportamiento de la gente que pasaba.

Cuando la gente veía "algo" tirado en el suelo, lo miraban sin ni siquiera detenerse un segundo. Algunos hablaban entre ellos, siempre sin dejar de caminar. Pero la mayoría simplemente esquivaba "algo" que se interponía entre ellos y su destino y seguía andando como si nada.

Esperé unos 10 minutos para ver el comportamiento de la gente. Podría haberme agachado a ver si estaba vivo o muerto, pero no quise. No quería que los que pasaban viera si estaba bien o no. Quería observarlo todo como un mero espectador para así luego poder juzgar lo que vi. Nadie se paró. Luego cogí el móvil y llamé al teléfono de emergencias, pero justo cuando terminé de marcar el número aparecieron dos polícías. Parece que al menos alguien se tomó la molestia de avisarles.

Si hubiera llevado traje y corbata, seguro que a los 2 minutos esta persona hubiera estado rodeada de un círculo de personas preocupándose por su estado. Pero no llevaba corbata ni traje. Sólo era un mendigo, un subproducto, un paria, un desgraciado sucio, repugnante, maloliente y descalzo, que no merecía ni un puto minuto de atención por parte de las personas dignísimas y super integradas en la sociedad que pasaban junto a él.

Me dais asco. Todos vosotros. Todos los que pasastéis ayer por allí y no hicistéis nada. Me cago en todos vosotros. En vuestras vidas vacías, en vuestros coches, en vuestras casas, en vuestro dinero, en vuestras TV de 500.000 pulgadas, en vuestros DVDs, en vuestras vacaciones en alguna playa del levante atestada de gente y sin un milímetro para poder estirar vuestras toallas limpias. Para mí no sois nada. Sois menos que nada. Sois peores que los perros. Al menos los perros, cuando ven a otro perro tirado y sin moverse, se acercan y lo olisquean y le dan lenguetazos. Soy mejor que todos vosotros juntos, mejor de lo que seréis jamás. Ni aunque viviérais 20 vidas seguidas seríais como yo. He hecho cosas malas en la vida, pero cuando veo a otro ser humano tirado en la acera y sin moverse, todavía siento algo en mi interior que se revuelve y que me hace sentir una punzada de dolor. Ojalá que terminéis igual que ese pobre hombre. O peor.

Me he propuesto hacer un pequeño experimento: voy a tirarme yo mismo en el suelo de alguna concurrida calle madrileña, llena de escaparates con ropa cara. Por ejemplo, la calle Serrano, donde hay tiendas que exponen trajes que cuestan lo mismo que 6 meses de sueldo de mucha gente. Sí, me voy a tirar allí mismo, y mientras tanto otra persona lo va a grabar todo en vídeo. Y luego voy a subir ese vídeo a este blog. Dado que mi aspecto no es exactamente el mismo que el de ese pobre hombre, voy a vestirme con pantalones rotos, me voy a descalzar y voy a llenarme la camiseta de mugre antes de tirarme. Quiero sentirme como él, quiero ser un puto mendigo de mierda apestoso, mugriento, sucio y maloliente, quiero sentir el desprecio de todos los demás, de la gente supuestamente normal y respetable que por allí pase. Quiero ser un mendigo tirado en el suelo por unos minutos. Y quiero comprobar cuánto tiempo permanezco allí tirado, sin moverme, hasta que alguien se preocupe por mi estado o me detenga la policía.

Permanezcan atentos a sus pantallas.


Š∑ЯGÎØ

lunes, mayo 22, 2006

Tiempo


Tiempo...casi puedo sentir cada segundo que pasa de mi vida.... cada uno de esos segundos que ya no volverán nunca. Pensamientos, sensaciones, emociones, lugares, momentos que no se volverán a repetir. Podrán quizás ser parecidos, pero nunca serán los mismos otra vez.

Entonces pienso en mí y en la gente que me rodea. Aquí en mi oficina, pero todas las oficinas son iguales. Todas son copias unas de otras. Nada cambia.

Veo a la gente mirando a las pantallas de sus ordenadores. Es como si nadie se parara a pensar en el tiempo que les queda aquí. Sé que lo hacen. Algunos muchas veces, otros no tantas. Pero todos lo hacen. Sin embargo, nos engañamos a nosotros mismos, intentamos auto-convencernos de que nos queda mucho tiempo aquí, de que haremos todo lo que siempre soñamos. Es la única forma de poder seguir llevando nuestras vidas rutinarias y sin sentido. Pero es mentira. El tiempo pasa deprisa, sin compasión. Quiere llevarnos con él y no espera.

Qué pasaría si todos lleváramos en la cabeza una especie de cronómetro con una cuenta atrás activada, donde apareciese reflejado el tiempo exacto de vida que nos queda, desde que nacemos?

Nos volveríamos locos. O quizás no. Todos querríamos dejar ese trabajo que no nos llena. Querríamos pasar más tiempo con la gente con que deseamos estar. Ir más a menudo a los sitios en los que nos sentimos bien. Besar más a nuestra pareja, decirla más veces Te Quiero, acariciarla, sentir su piel, su vello, mirar sus ojos...esos ojos que podrían estar mirando a cualquier otra parte y que sin embargo están mirándo a los nuestros, en ese preciso instante.

Sin embargo...nadie hace nada. Todos seguimos haciendo las mismas cosas cada día por pura inercia. Nuestra vida es como cada una de las piezas de esos montajes formados por una pequeña bola de metal y cientos o miles de piezas de dominó... la bola se mueve y choca contra la primera pieza....ésta choca con la segunda...y así van cayendo todas las piezas, una a una. Cada una de esas piezas es un segundo de nuestra vida que hemos dejado atrás. Y la bola es esta mierda de mundo que nos hemos construído, que no para de chocarnos y de empujarnos contra la siguiente pieza, sin que nos demos cuenta. Compramos cosas que no necesitamos, tenemos trabajos que no nos interesan ni nos gustan, pasamos la mayor parte del día rodeados de perfectos extraños a los que tenemos que ver por obligación, en el trabajo. Comemos con ellos también. No vemos el sol, no sentimos el viento acariciándonos la cara, los brazos, el pelo... no conocemos gente interesante, no vamos a sitios nuevos ni pedimos platos nuevos porque siempre vamos al mismo sitio a comer, al que más cerca está o al más barato. Apenas nos relacionamos entre nosotros, sólo hablamos hablamos hablamos hablamos y hablamos...pero nunca decimos nada. Esta es la vida que nos han dicho que tenemos que llevar. Se supone que es para ésto para lo que nos han educado. Esto es el éxito. O no? Qué extraños somos.

Y mientras tanto...desperdiciamos lo más valioso que se nos ha dado: la vida. La verdadera vida, lo que nos hace seres humanos, lo que de verdad amamos ... sigué ahí fuera esperándonos. Mientras, nosotros lo único que hacemos es intentar ganar dinero a toda costa, porque lo necesitamos para vivir. O al menos lo necesitamos para vivir porque ási hemos diseñado la bola que nos empuja.

Dicen que el tiempo pasa más rápido o más despacio en función de los recuerdos que hemos ido almacenando en nuestra memoria durante un determinado período de tiempo: cuantos más recuerdos tengamos de ese período, más despacio para nosotros habrá pasado ese tiempo. Y al revés: si no hemos guardado ningún recuerdo durante X tiempo, ese tiempo habrá pasado como un suspiro para nosotros. La pregunta sería: cómo podemos entonces conseguir que el tiempo pase más lento para nosotros?

- Recordando -

Y qué es lo que recordamos? aquello que ha despertado alguna emoción en nosotros en el momento en que sucedió. Si le preguntamos a una persona anciana qué recuerdos son los que tiene más vívidos en su memoria, siempre se remontará a su infancia o como mucho a su adolescencia y juventud. No nos dirá que recuerda algo de cuando tenía 40 ó 50 años. Por qué? porque es en la infancia y en la adolescencia cuando hacemos las cosas por primera vez. Y estas primeras experiencias despiertan emociones en todos nosotros. Y las emociones, provocan recuerdos en la memoria.

Así que lo único que tendríamos que hacer para que el tiempo transcurra más despacio desde nuestro subjetivo punto de vista sería variar de actividad cada poco tiempo, tener muchos hobbies distintos, viajar muchísimo, conocer sitios nuevos, gente nueva...en definitiva tener nuevas experiencias todos los días. Pero claro, entre las 4 paredes de la oficina es un poco difícil llevar a cabo todo ésto.

Sólo unos pocos afortunados o quizás unos pocos valientes han conseguido evitar la inercia que en algún momento amenazó con dominar su existencia. Se enfrentaron al miedo que infunde el no tener un futuro claro y determinado por delante, y decidieron dedicar su tiempo a lo que realmente les gusta. A su novia, a su familia, a sus amigos, a tener en definitiva tiempo para ellos. Para mí, son como héroes. Son sabios. Nosotros no somos nada. Sólo somos un número en una cuenta bancaria. Somos actores interpretando una obra de teatro durante la mayor parte del tiempo. Unos idiotas que no se dan cuenta de que la vida se nos escurre entre los dedos como la arena de una playa abandonada muchos años atrás...olvidada por todos. Sobre todo por nosotros mismos. Somos imbéciles y ni siquiera nos hemos dado cuenta. Y seguro que cuando lo hagamos, será demasiado tarde.

Miremos en nuestro interior...encontrémonos a nosotros mismos...miremos más allá de las barreras que nosotros mismos nos hemos puesto para intentar parar esa bola de metal que nos empuja hacia la muerte a cada segundo que pasa...o al menos para frenarla. Acerquémonos a los demás, hablemos menos y digamos más cosas. Sintamos más. Pongámonos en el lugar del otro. Dejemos que la empatía fluya desde nuestro interior y no la obstruyamos. Dediquémonos a lo que nos gusta, aunque ganemos una mierda y seamos una puta mierda para aquellos a los que la bola sigue empujando sin piedad.... Vivamos...

... porque mientras tanto, las piezas del dominó siguen cayendo .... una a una.... lentamente.... y la última pieza está cada vez más cerca.


Š∑ЯGÎØ

jueves, mayo 18, 2006

Fúrgol

Hoy, el mundo es un poco más feliz, es sin duda un sitio mejor para vivir.

Ayer miércoles, encendí el TV (cosa que no suelo hacer habitualmente) un momento por la noche, alrededor de las 11:30 o las 12, y pude ver a un enorme grupo de personas, creo que dijeron que eran unos 100.000, dando gritos y festejando como auténticos locos, enfervorizados, algo que había sucedido minutos antes. Mirase a donde mirase, no veía otra cosa que no fuera gente de todo tipo, edad y condición, pegando gritos y dando saltos de alegría con botellas en la mano y abrazándose los unos a los otros.

Pensé:

- Vaya, habrán descubierto la cura contra el cáncer de una maldita vez? vaya, parece que no

- Será quizás que USA ha decidido dejar de torturar y matar gente en Irak? más bien no

- Bueno, sin duda se debe a que cientíticos americanos han descubierto por fin la "Teoría del
Todo", la teoría que vendrá a unir la relatividad general con la mecánica cuántica...pues no

- Claro, seguro que es porque han descubierto la forma de terminar con los millones de niños que mueren de hambre en el mundo todos los años...resulta que NO

- No pasa nada..tranquilo Sergio..ya sé lo que celebran 100.000 personas un miércoles a las 12 de la noche, que tonto he sido....es porque han descubierto ya quién se cargo a 192 personas el 11-M.....hmm...NO:

.... pero entonces .... qué cojones era lo que esa gente celebraba?...

.... que un equipo de fútbol, da igual cuál, había ganado un campeonato, da igual cuál....

Qué espectáculo más surrealista...miles de personas congregadas porque un señor de algún remoto país africano o sudamericano o de Dios sabe dónde ha metido un gol...woah...impresionante noticia.A quién le importa todo lo demás? A nadie...lo importante es que un camerunés, o español, o de dónde sea, ha metido un gol.

Y entonces todo ésto me llevó a pensar en algo que hace que todo sea aún más surrealista si cabe:Por qué los equipos se llaman Real Madrid o F.C Barcelona, cuando en esos equipos, jugadores que provengan de esas ciudades hay 2 ó 3?Por qué el Barcelona no se llama F.C del Camerún y Brasil o el Real Madrid no se llama "Real Club de Fútbol Internacional" ?
Cómo puede un catalán o un madrileño identificarse con un señor que ha nacido y vivido toda su vida en un país al que probablemente no sabría ni situar en un mapa?

Creo que la respuesta es: aceptación e inercia

Me explico:

Aceptación, porque en un país donde la gente sale a la calle por miles, a manifestarse porque un arbitro ha sancionado a un jugador (http://www.redclic.es/julia/columna02.html), o donde 100.000 personas salen a la calle a las 12 de la noche porque "su equipo" ha ganado no sé qué, si quieres sentirte aceptado e integrado un buen camino para empezar es que te guste, que te apasione, que te haga vibrar el fútbol.Así, te sentirás uno más. Y a todos nos gusta sentirnos aceptados, ser parte de un grupo.Qué importa qué sea lo que nos haga sentirnos parte de ese grupo. Lo importante es pertenecer a él. Sino, pasamos a ser distintos. Y eso no mola. Lo que mola es SER del grupo. Lo que mola es poder salir a la calle y gritar, y beber mucho, y decir cuantas más tonterías y cuanto más alto mejor. Que se nos oiga, coño. Y como no somos los únicos, como a nuestro alrededor hay varios miles de gilipollas más como nosotros, pues mola mucho. El resto, qué más da. Si total aquí estamos 4 días.

Inercia, porque a la mayoría de la gente que conozco a la que le gusta el fútbol, o sea un 95% del total, a su padre también les gusta y además es del mismo equipo. Es rarísimo encontrar a alguien cuyo padre sea de un equipo distinto al suyo, o a alguien cuyo padre sea de los miles de gilipollas que contaba antes y que a él no le guste el fútbol. Normal...si desde antes de quitarte los pañales ya te están sentando delante del TV a ver los partidos de "tu" equipo...luego de mayores no saben ni quién son, pero eso sí, son de tal o cual equipo de fútbol.

Quizás algún día, encienda el TV un míercoles entre las 11:30 y las 12 de la noche...y quizás, sólo quizás, vea a unas 100.000 personas celebrando una sola de las cosas con las que comenzaba este post.

Aunque algo me dice que eso no ocurrirá jamás.

Mientras tanto, todos esos gilipollas seguirán dándome el mismo asco que hoy.



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miércoles, mayo 10, 2006

El Formulario

Hoy os voy a contar una bonita historia que me pasó hace algunos años... 7 para ser exactos. En ésa época yo no sabía muy bien qué hacer con mi vida. Sabía que me gustaban los ordenadores, sí, pero en la universidad no había visto nada que me hubiera interesado ni lo más mínimo. Más bien al revés: algunos días me quedaba dormido en las clases, otros simplemente prefería quedarme en el jardín del campus y no llegaba a poner un pie en las aulas en todo el día. A pesar de llevar rodeado de ordenadores desde los 8 años, la universidad nunca me interesó.

Llevaba dos años encerrado en casa, ni estudiaba ni trabajaba, me pasaba el día leyendo páginas web de cualquier tema, chateando en el IRC (http://es.wikipedia.org/wiki/IRC) con amigos a los que sólo había visto en la pantalla de mi ordenador, viendo películas y leyendo toda clase de libros.

En defnitiva, el mundo me sudaba la polla.

El lunes era igual que el domingo y sería igual que el martes. Los días, las semanas, los meses, volaban. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo cuando no haces nada. Parece que debería ser al revés, que deberías aburrirte mucho y que el tiempo debería avanzar ralentizadamente...pero no es así.

Un día, mi madre, harta de verme todo el día en casa y sin ningún futuro por delante, me dijo que hiciera algún curso de algo que me molara...de lo que me diera la gana...y que ella me lo pagaría. Y eso hice. Me puse a buscar en los periódicos anuncios de academias y vi uno que me interesó bastante: Master MCSE de Microsoft. Algo así como “Ingeniero de Sistemas Certificado por Microsoft”. Sonaba de puta madre. Bien, pensé, ésta puede ser una buena salida para mi anodina vida.

Mientras escribo esto, en esta puta oficina apestosa y donde hay unos 35 grados centígrados que hacen que se te atrofie el cerebro, una chica que se sienta a unos 5 metros de mí acaba de levantarse de repente de la silla dando un salto y se ha puesto a bailar y a cantar en voz alta una conocida canción de Operación Triunfo que suena en unos auriculares que lleva metidos en los oídos... se le ha ido la olla sin duda alguna, tal vez por el calor que hace aquí, pero me gusta, al menos parece que todavía queda algo de espontaneidad en esta putrefacta ciudad. Pero bueno, sigamos con la bonita historia que os estaba contando:

Durante 3 meses asistí al master puntualmente, por primera vez estaba estudiando algo que despertaba mi interés. No todo lo que dábamos en el curso, pero sí muchas cosas. Cuando terminé, me puse a buscar trabajo. Eché docenas de currículums, y un día me llamaron de una empresa, no pongo el nombre real porque no me acuerdo:

- hola, el señor Sergio de las Heras por favor?

(es una voz de mujer, de las que yo llamo “robotizada”...te hablan como si fueran un robot, como si hubieran ensayado 200.000 veces antes la entonación que tienen que usar para dirigirse a ti)

- soy yo

- le llamamos de la empresa Pepito Consulting. Tenemos aquí su (impresionante) currículum. Sigue interesado en trabajar en nuestra compañía?

- err...sí, claro...

-bien, cuándo podría pasarse por aquí para una entrevista?

-hmmm...bueno... (hago como que tengo que pensar en la multitud de compromisos y otras entrevistas a las que debo asistir...aunque en realidad no tengo otra cosa que hacer más que seguir tocándome los huevos como hasta ahora) no sé, cuándo les vendría bien a ustedes?

- mañana?

- (mañana? joder qué prisas tienen éstos) vale...a qué hora?

- a las 9 ¿

- (joder a las 9...no me jodas hombre, no me hagas madrugar hija de puta, es que no tiene más horas el día o qué? pero qué hija de puta estás hecha) vale, a las 9

-perfecto, nos vemos entonces mañanas a las 9. Apunte la dirección. Bla bla bla bla.

- Vale. Hasta mañana entonces

Al día siguiente, llego al sitio con unos 15 minutos de adelanto.Si algo no quiero, es llegar tarde. Pero en algún sitio he leído que no da buena imagen presentarse antes de la hora a la que te han citado, así que decido encenderme un cigarrillo y esperar fuera hasta las 9 en punto. Mientras espero leo mi currículum....joder, que asco de currículum...no he trabajado en mi puta vida y tengo casi 25 años.

Son las 9,así que entro en el edificio. El sitio es muy pequeño, nada más entrar, a mi izquierda, hay una secretaria de unos 40 años sentada a su mesa y aporreando el teclado de un ordenador. Justo enfrente de la secretaria, hay varias sillas tipo “pupitre”, como las que había en el colegio al que iba de pequeño. Esas sillas que tienen acoplada delante una mesa que va unida a la silla. Un poco más allá, la puerta cerrada de un despacho. Pienso que será ahí donde me entrevisten.Me dirijo con seguridad en mí mismo hacia la mesa de la secretaria...pisando fuerte...eres la ostia Sergio....la puta ostia...has estudiado mogollón toda tu vida para ver llegar este momento..este es el principio de una carrera profesional larga y llena de ascensos...eres la puta ostia tío, una máquina, el mejor....harvard es una puta mierda al lado tuyo... tienes 25 años y no has trabajado en tu puta vida, pero qué más da...siempre hay una primera vez para todo.

Estoy ya enfrente de la secretaria. Ella parece no haberse percatado de mi presencia, porque sigue tecleando furiosamente en el ordenador. Así que tengo que hacerme notar, decido empezar la conversación de una forma locuaz e inteligente...pero lo único que me sale es:

-hola

por fin gira la cabeza y me mira directamente a los ojos

-hola, en qué puedo ayudarle?

El tono de voz que emplea en persona, es exactamente el mismo que el que oí cuando hablamos por teléfono el día anterior.

-soy Sergio de las Heras... la puta máquina, el mejor, el número uno.... no...eso no puedo decírselo... soy Sergio de las Heras, venía para una entrevista, hablamos ayer por teléfono.

-Sergio de las Heras....Sergio de las Heras.... de las Heras..... repite, mientras rebusca entre una montaña de papeles, supongo que de currículums como el mío. Sí, aquí está, dice mientras me sonríe.

-Siéntese en una de esas sillas y rellene este formulario, por favor, dice sin dejar de sonreír.

Lo cojo y me dirijo a uno de los pupitres. Me siento transportado hasta mi época del cole, cuando le tirábamos bolas de papel al profesor que estaba en la pizarra, utilizando bolígrafos BIC vacíos a modo de cerbatana. Es un flashback en toda regla. Puedo sentir casi hasta el olor de la plastilina y de las témperas de las clases de trabajos manuales. Esas clases me marcaron para el resto de mi vida: los trabajos que a veces tenía que hacer en casa y luego presentar en clase a todos los niños y la profesora eran siempre una puta mierda en comparación con los que llevaban el resto de los niños de mi clase. Desde entonces no he sido capaz ni de usar unas putas tijeras para recortar algo.

Cuando intento entrar en la silla hay un pequeño problema: he crecido un poco desde entonces: mido 1.86 y peso 82 kilos, así que tengo que hacer auténticos ejercicios de flexibilidad para conseguir acoplarme dentro del pupitre. Durante el ejercicio me doy con los huevos contra una de las esquinas de la mesa del pupitre.
Por fin, consigo sentarme. O más bien encajarme entre la silla y la mesa. Si me pusiera ahora de pie, seguro que el pupitre se quedaría enganchado a mí a la altura de la cintura.

Miro el formulario: nombre, apellidos, dirección, telefono, experiencia laboral, conocimientos de informatica, idiomas..

Sin haber rellenado ni un solo dato, me desencajo del pupitre como puedo, y voy hasta donde está la secretaria.

- hola. Verá, es que estoy mirando el formulario que me ha dado, y veo que contiene exactamente los mismos campos que el currículum que les envié.

- ha rellenado ya el formulario?

- no

- cómo que no? Por qué?

- es que todos los datos que me piden en el formulario ya aparecen en el currículum que yo les di, no me parece muy lógico volver a tener que repetir mi currículum en un formulario...

- todo el mundo tiene que rellenar el formulario.

- ya pero es que todo eso ya lo puse en el currículum que les mandé...

- no importa, tiene que rellenar el formulario como todo el mundo.

- vale

Vuelvo al pupitre. Ya son las 9:15. Supuestamente la entrevista era a las 9. No pienso rellenar el puto formulario. Para eso les mandé mi currículum, no tengo porqué volver a rellenar un segundo currículum. Es absurdo, y odio los absurdos. Pasa el tiempo. Ya son las 9:30. Sigo esperando en el pupitre. La secretaria sigue tecleando como si fuera lo último que va a hacer en la vida, aporreándolo a una velocidad impresionante. Nunca he visto a nadie que teclee a esa velocidad. Qué habilidad con los dedos, con las manos... su marido debe estar contento. Pasa más tiempo. Son las 9:45. Empiezo a pensar que he hecho el gilipollas yéndome hasta la otra punta de Madrid para ir a esta mierda de sitio. 45 minutos más tarde de la hora de la cita, y sigo esperando.

Ya son las 10 de la mañana. Sigo en el pupitre. Por qué habré venido aquí, joder. Qué puta mierda.

Por fin, la secretaria se acerca a mi pupitre y, muy sonriente, dice:

- ya puede pasar a la entrevista, sígame por favor

La sigo, aunque dado el tamaño del edificio tampoco es que me pudiera perder. La secretaria abre la única puerta que he visto hasta ese momento aparte de la de la entrada principal, y metiendo sólo medio cuerpo dentro del despacho, dice:

- Señor Pepito, aquí hay una persona que viene a una entrevista

- que pase, oigo desde fuera

Entro en el despacho. Es un cuchitril de 3 x 3 metros. Tras una mesa llena de papeles se sienta un hombre de edad indefinida: puede tener cualquiera entre los 30 y los 45 años, pelo moreno, traje y corbata. Y gordo. Muy gordo. Sebosamente gordo. El tío me cae mal nada más dirigirle la primera mirada. Creo que el sentimiento es mutuo. Me mira de arriba abajo, examinándome. Mi aspecto es impecable: recién afeitado, pelo bien peinado, traje caro, corbata de seda sin colorines, ositos, ni gilipolleces, no me van esas tonterías, zapatos brillantes de lo limpios que están. Pero durante una milésima de segundo alcanzo a ver un gesto de desaprobación en la cara de Señor Pepito. Algo no le ha gustado. Uhhhhhhh qué miedo !! Será por la cara que se me suele quedar cuando alguien me tiene una puta hora esperando?

Sin levantarse de la silla, alarga la mano hacia mí y se la estrecho.

- hola, buenos días. Siéntese por favor, dice mientras señala una silla situada frente a él al otro lado de su mesa.

Me siento. Llevo el formulario en blanco en la mano. El hecho de que no se haya disculpado por atenderme con una hora de retraso ya me predispone en su contra.Además el tío tiene unas maneras demasiado...como lo diría...demasiado solemnes. En vez de jefe de una empresucha parece que se crea el puto presidente de la ONU. Sólo con oir las primeras palabras saliendo de su boca, ya sé que la entrevista se va a desarrollar en un ambiente tenso, estirado, cargante, estúpidamente solemne. Nunca he entendido este tipo de entrevistas: parece como si el entrevistador se sintiera completamente superior a ti, como si el hecho de ir a buscar trabajo ya te hiciera ser una puta mierda, una basura inmunda a la cual el Señor Pepito de turno va a perdonar la vida. Me río de los gilipollas como éste: imbéciles prepotentes que lo único que han conseguido en la vida es un despacho de mierda en una empresa de mierda y haciendo un trabajo de mierda, a los que probablemente sus mujeres hace años que ponen los cuernos con algún otro al que por lo menos puedan ver de vez en cuando y que hace años que no se ven la polla porque su barrigón inmundo, seboso y costroso no se lo permite, pero que se creen emperadores romanos perdonando la vida a los gladiadores en el Coliseo. Es el tipo de gilipollas al que sus compañeros insultaban y daban collejas en el colegio. Pero ahora tiene el poder. Ahora es él quien me va a entrevistar. Durante un rato dejará de ser el gilipollas que siempre es y pasará a ser Pepito El Entrevistador.

- hola Señor Pepito

- me dice su nombre, por favor?

- Sergio de las Heras

- bien, deme el formulario por favor

Se lo doy, y me quedo mirando su cara esperando su reacción. Casi puedo sentir la descarga de serotonina en mi cerebro, segregada instantes antes de una situación que sabemos que va a ser placentera o estimulante.

Señor Pepito mira el formulario con cara de incredulidad, con el ceño fruncido, como extrañado, como si algo en la escena que tantas y tantas veces ha repetido con otras personas antes que yo no terminara de cuadrarle... digamos que está....descolocado.

- perdone, pero no ha rellenado el formulario.

- no, así es.

- y por qué no lo ha rellenado?

- porque todos los datos que me piden en el formulario, ya los puse en mi currículum.

El color de la cara de Señor Pepito empieza a pasar del colorado al blanco... frunce el ceño aún más mientras me mira a la cara. Entonces veo algo bastante extraño: la cabeza de Señor Pepito comienza a girar sobre su cuello...da un giro completo, de 360 grados. Como la niña de "El Exorcista". Una vez la cabeza ha retomado su posición inicial, Señor Pepito vuelve a dirigirse a mí:

- cómo dice??

- digo que todos los datos que me piden en el formulario, ya los he puesto en el currículum.

Señor Pepito carraspea varias veces, se afloja el nudo de la corbata, lee y relee el formulario en blanco, se agita en su mesa, levanta la cabeza y vuelve a mirarme:

- todo el mundo tiene que rellenar el formulario para poder hacer la entrevista...

- me parece absurdo tener que volver a repetir todos los datos que ya figuran en el currículum. Currículum que por cierto, tiene usted a su derecha porque estoy viéndolo desde aquí.

- ya bueno...pero es que tiene que rellenar el formulario si quiere hacer la entrevista.

Decido que ha llegado el momento de poner fin a esta situación, ha llegado el momento de soltar la frase lapidaria:

- no voy a rellenar NADA.

La cara del Señor Pepito tiene el color de un folio en blanco. En su frente empiezan a aparecer gotas de sudor.

- pues entonces no podemos seguir con la entrevista

- pues no seguimos

- bien, entonces aquí terminamos la entrevista

- perfecto, le digo sonriendo.

Me levanto de la silla, le doy la mano y me marcho de allí, dejando la puerta del despacho abierta. Señor Pepito ya tendrá algo que contar a sus nietos, y yo me marcho con una sensación de satisfacción conmigo mismo como hacía mucho tiempo que no sentía. Lo único que me jode es haber tenido que ir hasta allí para eso.

Pero mereció la pena.



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miércoles, mayo 03, 2006

Descenso a Las Profundidades

09:10 de la mañana. Dentro de 20 minutos tengo que estar entrando en la oficina. Estoy sentado en el interior de un abarrotado vagón de metro, leyendo la última novela de Paul Auster, titulada "Brooklyin Follies". Está guapo el libro, como todos los de Auster. Su novela "La Noche del Oráculo", me convirtió en un Yonki de sus libros. Justo delante de mí, de pie, hay una señora de baja estatura, con un claro problema de sobrepeso, que se aferra a una de las barras metálicas que sirven de sujeción cada vez que el vagón toma una curva. Temo que la señora se pueda caer en cualquier momento. Llevo unos auriculares insertados en los oídos que cumplen una doble función: entretenerme con la música, y aislarme del ruido que me asalta por todas partes: el estruendo infernal que producen los vagones del metro en su carrera por las profundidades de la Tierra, el desagradable sonido de silbato que suena cada vez que el vagón reanuda su marcha, las voces a gritos de la gente que viaja en compañía de alguien y con la que van manteniendo algún tipo de conversación, pugnando por superar el nivel de decibelios generado por el vagón y el sonido del puto silbato.
Hoy es día de huelga de los conductores de los vagones del Metro. En lugar de pasar con la misma frecuencia de siempre, los trenes pasan cada mucho más tiempo. La consecuencia inmediata es que si normalmente en cada estación suelen subirse unas 10 personas por vagón, ahora se suben 20. A medida que vamos pasando por las distintas estaciones, el número de gente en el interior del vagón va creciendo exponencialmente. La señora con problema de sobrepeso, ante los empujones que ha ido recibiendo de las personas que la rodean, ha ido pegándose a mí cada vez más. Está cada vez más cerca de mí. Cada vez más y más. Joder está tan cerca que mi cabeza está a punto de quedar sepultada entre sus dos enormes pechos....dos pechos descomunales, gigantes, inhumanos.

De repente me imagino a mí mismo siendo absorbido, atraído hacia el interior de esas dos ubres, todo se nubla a mi alrededor, me falta el aire porque sus tetas no dejan que llegue hasta mis pulmones...me asfixio...me ahogo...AGGGGGGGHHHHHH..........no quiero morir así.....ahogado con la cabeza insertada entre dos tetas gigantes...veo los titulares de los periódicos:" muere en un vagón del metro, asfixiado con la cabeza incrustada entre dos tetas enormes"...no ¡!!.......... entonces la imagen desaparece de mi cabeza y vuelvo a la realidad, al puto vagón de metro que avanza por las profundidades atestado de gente en un día de huelga.

Normalmente el vagón de metro en el que viajo a diario no suele detenerse entre una parada y otra...y suele ir a una velocidad más o menos alta. Pero hoy no. Hoy hay huelga, y ya que la ley obliga a los huelguistas a cumplir unos servicios mínimos en cuanto al número de vagones en circulación, han urdido una estratagema inteligente, audaz, que sin duda les habrá llevado horas y horas o incluso semanas calcular: en las horas punta, cuando la gente como yo va o vuelve del trabajo, los vagones se detendrán constantamente entre una estación y otra, y además la velocidad a la que volarán por debajo de la tierra será aproximadamente la misma que la de un caracol bajo los efectos del cannabis. Así que el vagón se para de repente, antes de llegar a ninguna parada. Unos 5 minutos después, vuelve a arrancar encarnando al caracol fumado. Consecuencia: hoy llegaré tarde al trabajo.

Otros cinco minutos después, el vagón se detiene al llegar a la siguiente estación. Faltan 2 paradas para que tenga que hacer un transbordo y así conectar con otra línea. No pasa nada. Sólo voy a llegar unos pocos minutos tarde al trabajo, me digo a mí mismo. Pero entonces sucede algo: cuando se abren las puertas entra un personaje de unos 1.70 metros de altura, de unos 40 años, gafas , y ataviado con la indumentaria que lucen los empleados de Prosegur, con la cabeza .... hmmm...... un momento....esa cabeza....me recuerda a algo........esa calvicie abarcando completamente la cabeza... ese brillo....joder a qué me recuerda? Pienso yo...... y entonces de repente me doy cuenta de que su cabeza tiene un aspecto inconfundible:

Mi polla. Es igual que mi polla. Bueno, que mi polla con gafas.

Echa una mirada de superioridad alrededor, y dice:

- “Hay avería en la vía, por favor salgan todos del vagón”.

Intento recordar cuándo fue la última vez que me hicieron bajar de un vagón del metro por una avería en la vía...no recuerdo ninguna. Y llevo unos 15 años usando el metro con bastante asiduidad. Pero no, ni una sola. En fin, la vida está llena de casualidades: justo el día que hay huelga, se jode la vía del metro. Por un instante evalúo las opciones que tengo: primera opción, bajarme del metro sin rechistar, y esperar a que pase otro vagón. Segunda opción, atrincherarme dentro del tren, negarme a salir, y darme de ostias contra el empleado de Prosegur. Decido que una lucha contra una polla con gafas sería bastante desigual (me ganaría, sin duda), así que me levanto y abandono el vagón.
A mi lado, oigo como un señor mayor que acompaña a una mujer ciega y a la que también acaban de obligar a salir del vagón de metro empieza a pegar gritos a la poll....digo al vigilante jurado de Prosegur:

- pero usted se cree que soy gilipollas??? Esto es por la huelga de conductores!!

- todo el mundo debe abandonar el vagón, hay avería en la vía

- esto es una vergüenza!! No ve que voy con una persona invidente ¡??? Y ahora qué tenemos que hacer? Cuándo va a venir otro tren??

- todo el mundo debe abandonar el vagón, vuelve a repetir el vigilante.

Seguro que cuando llegue a casa por la noche y su mujer le abra la puerta, dirá:

- Hola María, todo el mundo debe abandonar el vagón

Cuando esté follando con su mujer, dirá:

- Arf, arf, arf !! toma María, toma!! todo el mundo debe abandonar el vagón

Cuando alguien le llame por teléfono y conteste, dirá:

- Diga? todo el mundo debe abandonar el vagón

Me jode ver a la pobre mujer con el bastón de ciega esperando de pie y sin saber por cuánto tiempo, cuando sólo unos segundos antes estaba cómodamente sentada y rumbo a donde quiera que fuese... pero qué puedo hacer... nada.

Como no sé qué hacer ni conozco ningún transporte alternativo, me quedo en el andén rodeado del centenar de personas que unos instantes antes ocupaban los vagones junto a mí. Y entonces sucede algo asombroso: el vagón vacío se pone en marcha y continúa el camino como si nada. En mi fuero interno aún albergaba una mínima esperanza de que la avería fuese real, de que no estuvieran engañándonos como a tontos por su propio interés.... pero esa esperanza se desvanece en un instante.

A mi lado sigo oyendo los gritos del señor que va con la mujer ciega, mientras leo un letrero informativo de Metro que dice:

“Por avería en la vía, el servicio en la línea 3 entre las estaciones Tal y Cual estará suspendido durante 30 minutos”.

La furia se apodera de mí. Empiezo a pensar en la huelga y en los conductores de Metro, esos entes invisibles que nadie sabría que existen a no ser porque cada año te joden con sus huelgas. No se qué cojones querrán cobrar por sentarse en una cabina, darle a un botón, y esperar a que el metro llegue a su destino. No tienen que saber conducir, ni tienen que saberse de memoria todo el plano de la ciudad como Max Rockatansky (ver el siguiente relato).. no tienen que saber absolutamente nada. Bueno sí, para qué sirven los 4 botones que llevan dentro de la cabina. Y sin embargo estos zoquetes, estos inútiles integrales, no hay año que no se pongan en huelga para conseguir un aumento de sueldo. Qué pasa, queréis ganar igual que un abogado o que un médico por sentar vuestros putos gordos y sudorosos culos en una cabina y pasaros ahí 8 horas sin hacer nada en absoluto? Joder pero si deberíais estar dando saltos de alegría por tener un trabajo. No tengo nada en contra de nadie por su profesión, sea cuál sea ésta. Pero sí que tengo algo contra un colectivo que la única forma que tiene de reclamar más dinero es a base de jodernos a la gente que usa un servicio público como es el Metro. Y cuando digo “jodernos” me refiero a muchas cosas: tener que estar dando explicaciones en el trabajo de porqué llegas tarde, tener que ir enlatado como una sardina junto con otras 60 personas en un mismo vagón, sintiendo el aliento de alguien en tu cogote, por no hablar de su olor a sudor. Por qué todas las huelgas que se hacen en este país siempre se basan en jodernos a los demás? Por qué no les da por regalar ese día los billetes de metro y así joder a los que deberían joder, es decir a sus jefes??
Me la suda cuáles sean vuestras peticiones, vuestras necesidades: no me interesan en absoluto porque yo no soy conductor de metro. E igual que los conductores de metro no se enteran si yo tengo que pelearme con mi jefe por una miserable subida de unos cuantos euros al mes, yo no tengo porque enterarme de lo que vosotros pedís o dejáis de pedir. Os enteráis??. Es asunto vuestro y de vuestra empresa, no mío.

30 minutos después, consigo subirme a otro vagón aún más atestado de gente que el primero, y continuar con mi Descenso a las Profundidades, mientras me juro a mí mismo que tengo que sacarme el carnet de conducir.


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jueves, abril 06, 2006

Bajada de Bandera

Son las 8:45 de una invernal y fría mañana cualquiera de otro lunes cualquiera. Como siempre, llego tarde al trabajo. Pienso que, aunque me joda, lo más sensato es coger un taxi. La otra posibilidad es ir sumando puntos para acabar en la lista del paro. Así que decido ir en taxi. A los 2 ó 3 minutos veo uno acercándose. Levanto el brazo para que pare junto a mí. Pero no me he fijado en que no lleva la luz verde encendida ni el cartel de "LIBRE", ligeramente inclinado hacia un lado (como todos los taxis), colocado en el espejo delantero. Porqué no harán la maldita lucecita verde más grande, joder. Asi no habría en el mundo tantos gilipollas como yo parando taxis ocupados.

El taxi pasa frente a mí a toda velocidad, y justo cuando está colocado a mi altura, el conductor me mira y, estirando un brazo, lo agita a derecha e izquierda con el dedo índice apuntando hacia mí, indicándome que NO está libre.

Me imagino a la persona que viaja instalada cómodamente en el asiento trasero riéndose de la patética figura que, encogida y embutida dentro de un abrigo que le tapa casi hasta las cejas del puto frío que tiene, permanece fuera del taxi, fuera del caliente y acogedor refugio que supone el vehículo y su calefacción, y de los cuales ella SI está disfrutando. Miro en los asientos traseros intentando averiguar si efectivamente hay alguien descojonándose dentro o no, pero no me da tiempo y el taxi pasa de largo.

Mientras pienso en lo gilipollas que soy por no haber visto que no venía libre, dirijo la mirada hacia la izquierda, esperando divisar otro taxi acercándose. Y efectivamente, así es...se acerca otro. Y éste sí que lleva la luz verde encendida...qué guay.

Vuelvo a levantar un brazo para parar el taxi... pero lo hago un poco más tarde de lo que se puede considerar "normal", así que el taxista tiene que pegar un frenazo para no parar a 200 metros de donde yo estoy.

Me deslizo dentro del taxi e inmediatamente después le digo, medio tartamudeando a causa del frío que ha calado ya en mis huesos:

-hola, a la puta oficina donde voy a pasarme otras 8 horas de mi vida, por favor... errrr quiero decir a la calle Tal y Cual por favor

- por dónde quiere que vayamos?

- por donde se tarde menos

El taxista arranca a toda velocidad, como si fuera Max Rockatansky en la película "Mad Max" persiguiendo a los asesinos de su familia.

Lo primero que noto una vez dentro del taxi es que el taxista lleva la ventanilla bajada casi hasta abajo del todo. El tema de la ventanilla bajada dentro de los taxis es un fenómeno digno de estudio por parte de alguna universidad americana. Da igual que fuera haya 45 grados o que haya 5 bajo cero. Da igual que sea de día o de noche. Da igual que vaya a 40 km/h o a 180. Todos los taxistas llevan siempre la ventanilla bajada. Por qué? No lo sé. Quizás sufren de claustrofobia, causada por pasarse tantas horas encerrados en un coche... o tal vez lo hacen para poder insultar mejor a otros conductores que tienen el atrevimiento de cruzarse en su camino...así no tienen que perder tiempo en bajar la ventanilla y se aseguran de que sus víctimas escucharán perfectamente los insultos ... otra posibilidad es que vieran aquél anuncio de BMW que decía "Te gusta conducir?" en el que sólo se veía una mano estirada sacada por la ventanilla de un coche y que iba acariciando el viento, mientras sonaba una increíble melodía de Angelo Badalamenti. Claro que ellos suelen llevar unos coches asquerosos, destartalados y llenos de mierda, en vez de un BMW, y en lugar de a Angelo Badalementi, lo que suelen llevar puesta es la radio con un partido de fútbol.

-perdone , podría subir la ventanilla, por favor? me estoy congelando

-sí,claro...

Max Rockatansky sube la ventanilla unos centímetros, pero no del todo, así que contra mí sigue impactando un aire gélido que hace que me sienta casi como cuando estaba fuera del vehículo.

- puede subirla del todo, por favor?

Max no dice nada, pero la sube hasta arriba del todo, así que ya puedo sacar las manos de los bolsillos e incluso desabrocharme los botones del abrigo que casi tapa mi cara. No obstante, sigo encogido por el frío.

Pocos minutos después de que el taxi haya despegado, veo que Max está mirando por el retrovisor de fuera más de lo normal y que está como murmurando algo.... de repente un coche se nos cruza delante y disminuye la velocidad hasta ir prácticamente parado delante de nosotros...miro la cara de Max Rockatansky por el espejo retrovisor, hasta ahora no me había fijado en él... tendrá unos 30 años, lleva la cabeza prácticamente rápada al cero, y unas gafas de sol de color azul con los cristales muy estrechos y alargados que le cubren los ojos completamente, también por los lados. Su aspecto no es de los que inspiran precisamente confianza. Parece más bien un legionario de esos o algo así. Un colgao. Un paria. No tenía ni puta idea de lo que iba a hacer con su vida y entonces un día se sacó la licencia de taxista. Entonces pienso que no debo ser tan jodidamente crítico con la gente, que no está bien tener tantos prejuicios y tal...y que seguro que en el fondo es un tío tranquilo y muy normal, más allá de lo que su aspecto exterior pueda indicar. Que nadie es lo que parece, que el hábito no hace al monje, y demás frases hechas que acuden a mi mente.

De pronto, oígo a Max que dice:

-No me frenes hijo de puta.... verás como me frenes...

-qué pasa??

-Nada, el hijoputa éste que nadie le ha partido nunca la cabeza.

Dirigo la mirada hacia delante, hacia la carretera, y observo a un Seat Ibiza de color azul que está yendo a unos 10 KM/H justo delante de nosotros.

Max me tiene acojonado, así que decido empatizar con él, crear un vínculo con él que haga que se lo piense dos veces antes de terminar con el taxi estrellado en la cuneta...que le haga ser consciente de que en el asiento de atrás viaja otro ser humano lleno de vida, ambiciones, anhelos y esperanzas....

-pero qué hace, porqué va tan despacio?

(delante de nosotros, el Ibiza azul sigue yendo a una velocidad increíblemente baja)

-supongo que no le ha gustado que le adelantara antes, y claro como va con un chochito al lado se las tiene que dar de algo, el subnormal. A este no le ha partido nadie la cabeza todavía.

Mientras me dice éso y pienso en la extraña obsesión con las cabezas del taxista, éste me mira directamente a los ojos a través del retrovisor, como esperando algún gesto de aprobación por mi parte, o que le anime a que sea él el primero en partirle la cabeza de una puta vez al que va delante. Yo le miro e intento sonreír, pero en su lugar sólo puedo articular una especie de mueca extraña, mientras me digo a mí mismo que ojalá lleguemos pronto a mi destino.

Por fin, Max adelanta al Ibiza de delante, no sin antes mirar al conductor del otro coche a través de la ventanilla y, levantando el dedo anular, decirle:

- vete a tomar por culo, hijo de puta!! y luego mirarme por el retrovisor y reirse a carcajadas.

Rockatansky es el puto amo de la carretera. Y lo peor, es que él lo sabe. Aprieta los dientes. Los límites de velocidad no están puestos para él, sólo para los gilipollas pringaos que los tienen en cuenta. La velocidad a la que se desplaza el taxi empieza a ser preocupante. Por la ventanilla más cercana a mí veo como vamos dejando atrás vehículos , que son sólo manchas que pasan por delante de mis ojos debido a nuestra velocidad.

Max me mira por el retrovisor y me dice:

- bueno no sabe lo que me pasó el otro día

- (glups).... qué le pasó?

- era de madrugada, serían las 2 ó las 3. Se subió detrás una mujer y me pidió que la llevara a La Moraleja. Joder, no veas lo putas que son las que viven en La Moraleja. Se ve que están todas podridas de dinero pero también hasta los cojones de sus maridos. Estuvimos hablando durante todo el trayecto. Yo ya noté que la tía tenía ganas de que le metieran una buena polla.

(según me dice eso, pienso que el pobre Max es impotente casi con total seguridad)

Max continúa con su relato:

- bueno el caso es que cuando llegamos, la casa era una mansión enorme. Le dije cuánto era el importe del viaje, y entonces ella me contestó que no tenía el dinero encima, y que tenía que entrar a la casa a por él. Yo le dije que vale, que la esperaba. Pero se ve que sus ganas de polla eran incluso mayores de lo que yo pensaba, porque me dijo que porqué no bajaba del taxi con ella y la acompañaba a por el dinero.

(impotente no, casi seguro que es eyaculador precoz. O quizás ambas cosas a la vez. Joder qué putada, no me extraña que vaya por ahí queriendo partir cabezas ajenas)

- le daba miedo la oscuridad? NO. Quería POLLA. Por supuesto bajé del taxi y la acompañé hasta la casa. Tenía una piscina iluminada y un jardín enorme. Pasé toda la noche follándomela. No vea si era guarra la tía. Pero guarra guarra. Y no vea lo buena que estaba.

Me digo para mis adentros que sin duda Max Rockatansky se ha equivocado de profesión: su verdadera vocación es la de escritor. Está claro que la historia que me acaba de contar no contiene ni un ápice de verdad. Quizás si que llevara a una mujer a una mansión en la Moraleja, pero poco más. El resto sin duda es producto de su imaginación de taxista cachondo. Joder está claro que la historia que me está contando podría ser el sueño de cualquier taxista: una tía buena que te invita a su mansión de La Moraleja a echar un polvo salvaje. Demasiado bonito para ser verdad. Y más con la cara que gasta el pobre Max. Probablemente la última mujer que vio desnuda fue en la pantalla de TV de su casa en el canal plus sin descodificar un viernes por la noche, mientras sujetaba algo entre sus rechonchas manos.

- vaya... en serio? increíble... qué cosas les pasan a ustedes los taxistas... (ejem..)

Max continúa con su historia:

- y esa no fue la única vez, luego seguimos viéndonos muchas veces. La tía estaba casada pero daba lo mismo, el marido estaba siempre de viaje y ella no pensaba más que en follar conmigo. Pero me di cuenta de que estaba obsesionándose con la relación, me llamaba a todas horas…y entonces decidí cortar por lo sano y no volví a verla nunca más.

- seguro que a un taxista le pasan todos los días cosas como ésta…

- sí, sí… y no le he contado la vez que se cagó una chica dentro del taxi… no se imagina la peste que había aquí dentro… debió darle un apretón o algo y no pudo aguantar…

Afortunadamente, antes de que el taxista me dé más detalles hemos llegado a mi destino, le pago y me dispongo a comenzar otro día de reconfortante y enriquecedor trabajo.


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martes, abril 04, 2006

El Camarero y El Lapo

El otro día tuve que ir a Carabanchel, que está en la otra punta de donde yo trabajo, porque había quedado con alguien. La cita era a las 21:30, pero como siempre, estaba hasta los huevos de estar en el trabajo, así que salí de éste con un tiempo más que de sobras para llegar puntual a ver a la persona con la que había quedado.

A medida que me acercaba al lugar de la cita empezé a oir unos extraños sonidos cuyo origen al principio me costó mucho determinar...realmente parecían cercanos... muy cercanos. Resultó que esos sonidos provenían de mi estomago; estaba muerto de hambre. Lo normal cuando comes a la 1 y media y no vuelves a probar bocado hasta la noche. Así que bueno, decidí hacer algo de tiempo cenando cualquier cosa en el primer bar que vi. Entré en él. El sitio era el típico bar. Le llamaré Bar Pepe a partir de ahora...ni demasiado grande, ni demasiado pequeño. Ruidoso. Muy iluminado. Todos estos bares están siempre muy iluminados, no hay ninguno en el que no puedas distinguir el careto del camarero aunque esté en la otra punta del bar. Había muchas personas, algunas de pie, otras sentadas en taburetes redondos, fijados al suelo, junto a la barra. La impresión que me dieron muchas de las personas que allí estaban era la de estar tan fijados al suelo como los taburetes sobre los que reposaban sus gordos culos; como si llevaran toda su vida allí. Cuando yo entré, varias cabezas giraron en mi dirección, y me examinaron de arriba a abajo, como si para poder entrar en ese bar tuvieras que cumplir una serie de requisitos. Si no los cumples, entre todos te dan de ostias y te echan a la puta calle. O no? No lo sé, el caso es que me sentí observado por varios de los que allí estaban. Todos de mediana edad y con cara de aburrimiento. Supongo que pasé la prueba, porque me permitieron sentarme en el único taburete libre que quedaba.

Nada más tomar asiento en el Bar Pepe, el camarero, un hombre de unos 45-50 años, delgado, altura media, con el pelo grasiento y peinado con la raya en medio y ojos despiertos, se dirigió a mí, no sin que antes yo superase la misma prueba que la superada un minuto antes para poder sentarme, es decir, un exhaustivo examen de mi persona por su parte:

- "buenas tardes, qué le pongo?"

- "tiene sandwich mixto con huevo?"

- "tenemos sandwich mixto, no sé si con huevo"

Pienso en decirle "joder pues no sé qué es lo que tienes que saber, es un puto sandwich mixto de toda la vida, luego fríes un huevo de los de toda la vida, y lo metes todo en pan bimbo de toda la vida..."

Pero no se lo digo, en su lugar le digo:

- "bueno, pues si tienen sandwich mixto con huevo, me lo trae, y sino lo tiene con huevo pues me trae el sandwich mixto sin huevo... y el huevo que esté bien hecho, por favor. Y una coca-cola con poco hielo."

El camarero me mira con cara rara mientras frunce el ceño, como preguntándose de dónde habrá salido este niñato pijo y con pinta de gilipollas que ha decidido venir hoy a complicarle su rutinaria-y-fácil-e-igual-que-todas-las-demás tarde de su vida como camarero del Bar Pepe, y a continuación desaparece dentro de la cocina, sin decirme nada. Mientras espero mi sandwich y mi refresco, miro una pantalla de TV de plasma de 42 pulgadas colocada en una pared frente a mí, a unos 4 metros de distancia de mi taburete. Están dando un partido de fútbol. En el Bar Pepe siempre ponen partidos de fútbol. Es la primera vez que vengo, pero puedo adivinarlo, sentirlo. SIEMPRE ponen partidos de fútbol. El Bar Pepe no sería el mismo sin los partidos. No sería nada. El fútbol es lo que le da al Bar Pepe ese toque único y especial que lo convierte en lo que es. Desgraciadamente para mí, no me gusta el fútbol, así que dejo de prestar atención a la TV y observo a la gente que me rodea.

A mi derecha hay una pareja, supongo que un matrimonio, de unos 50 años, y con ella está una chica joven de unos 18 años, que imagino que es su hija. La barra tiene forma de "L", y yo estoy sentado en la parte de abajo de la L, a la derecha. A mi derecha no hay nadie más, solo esas 3 personas y la pared. A mi izquierda hay un montón de personas, no distingo apenas lo que dicen porque sus voces se mezclan, entre ellas y también con las que provienen de la pantalla de plasma. El camarero del pelo grasiento ya ha vuelto a la barra, y habla con algunas personas. En el Bar Pepe se habla alto, muy alto. SIEMPRE se habla alto.

El tiempo pasa...los sonidos procedentes de mi estómago han pasado a convertirse en verdaderos gritos de desesperación. De vez en cuando miro al camarero con una mirada como de pobre hombre, de desgraciado, y a la vez inquisitiva, como diciendo: por favor, dime que ya está el sandwich preparado... pero el camarero ignora mi mirada y sigue hablando con los clientes.

Mi hambre alcanza ya límites insospechados...pienso que quizás debería decirle al camarero que qué cojones pasa con mi sandwich...pero entonces pienso que quizás estoy calculando el paso del tiempo demasiado deprisa debido a las ganas que tengo de llevarme algo a la boca...el tiempo es algo tan subjetivo... así que decido esperar un poco más.... y entonces el camarero se mete en la cocina, sale, y veo que se acerca hacia donde yo estoy con un plato en la mano... todavía no puedo distinguir qué es lo que contiene... será para mí?? será para otro cliente?? por favor que siga recto y no se pare antes... bien !! sí, es mi sandwich !! el camarero deja el plato sobre la mesa con gran determinación, él es un tío seguro de si mismo...es el Sheriff en el Bar Pepe...y lo tiene que demostrar...PLOCK !!....ya tengo el plato frente a mí.

Lo contempló unos instantes, esperando a que el Sheriff me traiga la Coca-Cola... veo que lo han tostao bien, analizo si el huevo ha sido frito durante el tiempo suficiente y no tiene las típicas babas que quedan siempre que un huevo está poco hecho... y entonces el camarero llega con mi refresco. Cojo los cubiertos, corto un trozo del sandwich y me lo llevo a la boca... ahhhhh....qué rico joder.

Mientras mastico la comida, veo que el camarero está junto al surtidor de cerveza. Está justo enfrente de mí, a un metro de distancia como mucho. Mientras sostengo en mis manos el cuchillo y el tenedor, me quedó mirando al camarero... éste coloca un vaso bajo el surtidor, y lo acciona, mientras sigue hablando con alguien que tiene delante. Entonces, cuando el vaso está casi lleno del todo, veo como de la boca del camarero surge un enorme lapo... un escupitajo probablemente mezclado con cerveza o vino... y veo, como si estuviera viendo una película a cámara lenta, todo el trazado que sigue el lapo surcando el aire... hasta que finalmente aterriza en el interior del vaso de cerveza que está llenando...el camarero se da cuenta, mira el vaso y a continuación se pasa una mano por la boca para limpiarse los restos que pudieran haberse quedado allí impregnados. Y , por último, le ofrece el vaso de cerveza a un cliente con una gran sonrisa en su cara.

Mi estómago comienza a revolverse...de repente el único bocado del sandwich que me he comido ya no me sabe tan rico....Dios..qué asco...empiezo a imaginar todo tipo de cosas con respecto a mi sandwich...dónde lo habrán hecho...quién lo habrá tocado.... aggg....escupo lo que aún me quedaba por deglutir sobre el plato, mientras dejo en él el nuevo trozo de sandwich que acababa de cortar y mantenía sujeto al tenedor, pago y me marcho del Bar Pepe sin preocuparme de recoger el cambio.

Creo que tardaré bastante en volver a comer sandwich mixto con huevo...


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Materia Oscura

Vivimos en una época en la que ya se ha inventado y explorado absolutamente todo. No os lo creéis? Mirad sólo una pequeña lista de cosas que ya se han inventado o de lugares que ya han sido explorados:

En una época como ésta, me gusta creer que todavía hay algo desconocido para nosotros. Que no somos tan jodidamente listos como nos gusta pensar que somos. Porque en el fondo seguro que todos y cada uno de nosotros nos creemos muy listos, muy inteligentes, que lo sabemos todo. Y una mierda.

Hace años algunos físicos se unieron para intentar descifrar qué es la gravedad. Los cálculos que realizaron se basaban en la masa de los objetos, que crea una fuerza gravitacional a su alrededor. Cuanto mayor es un cuerpo, mayor gravedad presenta este cuerpo. Sin embargo, durante sus cálculos descubrieron que el peso de los objetos conocidos del universo no era suficiente, teniendo en cuenta la fuerza de los campos gravitacionales que se habían creado. Digamos que esos objetos del universo atraen con demasiada fuerza otros objetos hacia sí, demasiada fuerza en relación al peso que tienen. Así que de pronto dijeron "cooooooooño!!aquí pasa algo raro !!!" Ahí fuera debía haber algo que no podían detectar, algo que sumaba su fuerza gravitacional a la del resto de cuerpos que hay en el espacio.

A este “algo” se le ha llamado materia oscura. Y resulta que representa nada menos que el 99 por ciento de la materia.
Pero si hay algo que sea realmente desconocido, somos nosotros mismos, nuestro interior. Creo que también en nuestro interior transportamos parte de ese 99 por ciento de materia oscura.
Mi intención con este blog es hablar sobre el otro 1% de todo lo que me rodea, todo lo que veo en mi vida diaria. Todo a través de los ojos de una mente distorsionada: la mía.

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