jueves, abril 06, 2006

Bajada de Bandera

Son las 8:45 de una invernal y fría mañana cualquiera de otro lunes cualquiera. Como siempre, llego tarde al trabajo. Pienso que, aunque me joda, lo más sensato es coger un taxi. La otra posibilidad es ir sumando puntos para acabar en la lista del paro. Así que decido ir en taxi. A los 2 ó 3 minutos veo uno acercándose. Levanto el brazo para que pare junto a mí. Pero no me he fijado en que no lleva la luz verde encendida ni el cartel de "LIBRE", ligeramente inclinado hacia un lado (como todos los taxis), colocado en el espejo delantero. Porqué no harán la maldita lucecita verde más grande, joder. Asi no habría en el mundo tantos gilipollas como yo parando taxis ocupados.

El taxi pasa frente a mí a toda velocidad, y justo cuando está colocado a mi altura, el conductor me mira y, estirando un brazo, lo agita a derecha e izquierda con el dedo índice apuntando hacia mí, indicándome que NO está libre.

Me imagino a la persona que viaja instalada cómodamente en el asiento trasero riéndose de la patética figura que, encogida y embutida dentro de un abrigo que le tapa casi hasta las cejas del puto frío que tiene, permanece fuera del taxi, fuera del caliente y acogedor refugio que supone el vehículo y su calefacción, y de los cuales ella SI está disfrutando. Miro en los asientos traseros intentando averiguar si efectivamente hay alguien descojonándose dentro o no, pero no me da tiempo y el taxi pasa de largo.

Mientras pienso en lo gilipollas que soy por no haber visto que no venía libre, dirijo la mirada hacia la izquierda, esperando divisar otro taxi acercándose. Y efectivamente, así es...se acerca otro. Y éste sí que lleva la luz verde encendida...qué guay.

Vuelvo a levantar un brazo para parar el taxi... pero lo hago un poco más tarde de lo que se puede considerar "normal", así que el taxista tiene que pegar un frenazo para no parar a 200 metros de donde yo estoy.

Me deslizo dentro del taxi e inmediatamente después le digo, medio tartamudeando a causa del frío que ha calado ya en mis huesos:

-hola, a la puta oficina donde voy a pasarme otras 8 horas de mi vida, por favor... errrr quiero decir a la calle Tal y Cual por favor

- por dónde quiere que vayamos?

- por donde se tarde menos

El taxista arranca a toda velocidad, como si fuera Max Rockatansky en la película "Mad Max" persiguiendo a los asesinos de su familia.

Lo primero que noto una vez dentro del taxi es que el taxista lleva la ventanilla bajada casi hasta abajo del todo. El tema de la ventanilla bajada dentro de los taxis es un fenómeno digno de estudio por parte de alguna universidad americana. Da igual que fuera haya 45 grados o que haya 5 bajo cero. Da igual que sea de día o de noche. Da igual que vaya a 40 km/h o a 180. Todos los taxistas llevan siempre la ventanilla bajada. Por qué? No lo sé. Quizás sufren de claustrofobia, causada por pasarse tantas horas encerrados en un coche... o tal vez lo hacen para poder insultar mejor a otros conductores que tienen el atrevimiento de cruzarse en su camino...así no tienen que perder tiempo en bajar la ventanilla y se aseguran de que sus víctimas escucharán perfectamente los insultos ... otra posibilidad es que vieran aquél anuncio de BMW que decía "Te gusta conducir?" en el que sólo se veía una mano estirada sacada por la ventanilla de un coche y que iba acariciando el viento, mientras sonaba una increíble melodía de Angelo Badalamenti. Claro que ellos suelen llevar unos coches asquerosos, destartalados y llenos de mierda, en vez de un BMW, y en lugar de a Angelo Badalementi, lo que suelen llevar puesta es la radio con un partido de fútbol.

-perdone , podría subir la ventanilla, por favor? me estoy congelando

-sí,claro...

Max Rockatansky sube la ventanilla unos centímetros, pero no del todo, así que contra mí sigue impactando un aire gélido que hace que me sienta casi como cuando estaba fuera del vehículo.

- puede subirla del todo, por favor?

Max no dice nada, pero la sube hasta arriba del todo, así que ya puedo sacar las manos de los bolsillos e incluso desabrocharme los botones del abrigo que casi tapa mi cara. No obstante, sigo encogido por el frío.

Pocos minutos después de que el taxi haya despegado, veo que Max está mirando por el retrovisor de fuera más de lo normal y que está como murmurando algo.... de repente un coche se nos cruza delante y disminuye la velocidad hasta ir prácticamente parado delante de nosotros...miro la cara de Max Rockatansky por el espejo retrovisor, hasta ahora no me había fijado en él... tendrá unos 30 años, lleva la cabeza prácticamente rápada al cero, y unas gafas de sol de color azul con los cristales muy estrechos y alargados que le cubren los ojos completamente, también por los lados. Su aspecto no es de los que inspiran precisamente confianza. Parece más bien un legionario de esos o algo así. Un colgao. Un paria. No tenía ni puta idea de lo que iba a hacer con su vida y entonces un día se sacó la licencia de taxista. Entonces pienso que no debo ser tan jodidamente crítico con la gente, que no está bien tener tantos prejuicios y tal...y que seguro que en el fondo es un tío tranquilo y muy normal, más allá de lo que su aspecto exterior pueda indicar. Que nadie es lo que parece, que el hábito no hace al monje, y demás frases hechas que acuden a mi mente.

De pronto, oígo a Max que dice:

-No me frenes hijo de puta.... verás como me frenes...

-qué pasa??

-Nada, el hijoputa éste que nadie le ha partido nunca la cabeza.

Dirigo la mirada hacia delante, hacia la carretera, y observo a un Seat Ibiza de color azul que está yendo a unos 10 KM/H justo delante de nosotros.

Max me tiene acojonado, así que decido empatizar con él, crear un vínculo con él que haga que se lo piense dos veces antes de terminar con el taxi estrellado en la cuneta...que le haga ser consciente de que en el asiento de atrás viaja otro ser humano lleno de vida, ambiciones, anhelos y esperanzas....

-pero qué hace, porqué va tan despacio?

(delante de nosotros, el Ibiza azul sigue yendo a una velocidad increíblemente baja)

-supongo que no le ha gustado que le adelantara antes, y claro como va con un chochito al lado se las tiene que dar de algo, el subnormal. A este no le ha partido nadie la cabeza todavía.

Mientras me dice éso y pienso en la extraña obsesión con las cabezas del taxista, éste me mira directamente a los ojos a través del retrovisor, como esperando algún gesto de aprobación por mi parte, o que le anime a que sea él el primero en partirle la cabeza de una puta vez al que va delante. Yo le miro e intento sonreír, pero en su lugar sólo puedo articular una especie de mueca extraña, mientras me digo a mí mismo que ojalá lleguemos pronto a mi destino.

Por fin, Max adelanta al Ibiza de delante, no sin antes mirar al conductor del otro coche a través de la ventanilla y, levantando el dedo anular, decirle:

- vete a tomar por culo, hijo de puta!! y luego mirarme por el retrovisor y reirse a carcajadas.

Rockatansky es el puto amo de la carretera. Y lo peor, es que él lo sabe. Aprieta los dientes. Los límites de velocidad no están puestos para él, sólo para los gilipollas pringaos que los tienen en cuenta. La velocidad a la que se desplaza el taxi empieza a ser preocupante. Por la ventanilla más cercana a mí veo como vamos dejando atrás vehículos , que son sólo manchas que pasan por delante de mis ojos debido a nuestra velocidad.

Max me mira por el retrovisor y me dice:

- bueno no sabe lo que me pasó el otro día

- (glups).... qué le pasó?

- era de madrugada, serían las 2 ó las 3. Se subió detrás una mujer y me pidió que la llevara a La Moraleja. Joder, no veas lo putas que son las que viven en La Moraleja. Se ve que están todas podridas de dinero pero también hasta los cojones de sus maridos. Estuvimos hablando durante todo el trayecto. Yo ya noté que la tía tenía ganas de que le metieran una buena polla.

(según me dice eso, pienso que el pobre Max es impotente casi con total seguridad)

Max continúa con su relato:

- bueno el caso es que cuando llegamos, la casa era una mansión enorme. Le dije cuánto era el importe del viaje, y entonces ella me contestó que no tenía el dinero encima, y que tenía que entrar a la casa a por él. Yo le dije que vale, que la esperaba. Pero se ve que sus ganas de polla eran incluso mayores de lo que yo pensaba, porque me dijo que porqué no bajaba del taxi con ella y la acompañaba a por el dinero.

(impotente no, casi seguro que es eyaculador precoz. O quizás ambas cosas a la vez. Joder qué putada, no me extraña que vaya por ahí queriendo partir cabezas ajenas)

- le daba miedo la oscuridad? NO. Quería POLLA. Por supuesto bajé del taxi y la acompañé hasta la casa. Tenía una piscina iluminada y un jardín enorme. Pasé toda la noche follándomela. No vea si era guarra la tía. Pero guarra guarra. Y no vea lo buena que estaba.

Me digo para mis adentros que sin duda Max Rockatansky se ha equivocado de profesión: su verdadera vocación es la de escritor. Está claro que la historia que me acaba de contar no contiene ni un ápice de verdad. Quizás si que llevara a una mujer a una mansión en la Moraleja, pero poco más. El resto sin duda es producto de su imaginación de taxista cachondo. Joder está claro que la historia que me está contando podría ser el sueño de cualquier taxista: una tía buena que te invita a su mansión de La Moraleja a echar un polvo salvaje. Demasiado bonito para ser verdad. Y más con la cara que gasta el pobre Max. Probablemente la última mujer que vio desnuda fue en la pantalla de TV de su casa en el canal plus sin descodificar un viernes por la noche, mientras sujetaba algo entre sus rechonchas manos.

- vaya... en serio? increíble... qué cosas les pasan a ustedes los taxistas... (ejem..)

Max continúa con su historia:

- y esa no fue la única vez, luego seguimos viéndonos muchas veces. La tía estaba casada pero daba lo mismo, el marido estaba siempre de viaje y ella no pensaba más que en follar conmigo. Pero me di cuenta de que estaba obsesionándose con la relación, me llamaba a todas horas…y entonces decidí cortar por lo sano y no volví a verla nunca más.

- seguro que a un taxista le pasan todos los días cosas como ésta…

- sí, sí… y no le he contado la vez que se cagó una chica dentro del taxi… no se imagina la peste que había aquí dentro… debió darle un apretón o algo y no pudo aguantar…

Afortunadamente, antes de que el taxista me dé más detalles hemos llegado a mi destino, le pago y me dispongo a comenzar otro día de reconfortante y enriquecedor trabajo.


Š∑ЯGÎØ

martes, abril 04, 2006

El Camarero y El Lapo

El otro día tuve que ir a Carabanchel, que está en la otra punta de donde yo trabajo, porque había quedado con alguien. La cita era a las 21:30, pero como siempre, estaba hasta los huevos de estar en el trabajo, así que salí de éste con un tiempo más que de sobras para llegar puntual a ver a la persona con la que había quedado.

A medida que me acercaba al lugar de la cita empezé a oir unos extraños sonidos cuyo origen al principio me costó mucho determinar...realmente parecían cercanos... muy cercanos. Resultó que esos sonidos provenían de mi estomago; estaba muerto de hambre. Lo normal cuando comes a la 1 y media y no vuelves a probar bocado hasta la noche. Así que bueno, decidí hacer algo de tiempo cenando cualquier cosa en el primer bar que vi. Entré en él. El sitio era el típico bar. Le llamaré Bar Pepe a partir de ahora...ni demasiado grande, ni demasiado pequeño. Ruidoso. Muy iluminado. Todos estos bares están siempre muy iluminados, no hay ninguno en el que no puedas distinguir el careto del camarero aunque esté en la otra punta del bar. Había muchas personas, algunas de pie, otras sentadas en taburetes redondos, fijados al suelo, junto a la barra. La impresión que me dieron muchas de las personas que allí estaban era la de estar tan fijados al suelo como los taburetes sobre los que reposaban sus gordos culos; como si llevaran toda su vida allí. Cuando yo entré, varias cabezas giraron en mi dirección, y me examinaron de arriba a abajo, como si para poder entrar en ese bar tuvieras que cumplir una serie de requisitos. Si no los cumples, entre todos te dan de ostias y te echan a la puta calle. O no? No lo sé, el caso es que me sentí observado por varios de los que allí estaban. Todos de mediana edad y con cara de aburrimiento. Supongo que pasé la prueba, porque me permitieron sentarme en el único taburete libre que quedaba.

Nada más tomar asiento en el Bar Pepe, el camarero, un hombre de unos 45-50 años, delgado, altura media, con el pelo grasiento y peinado con la raya en medio y ojos despiertos, se dirigió a mí, no sin que antes yo superase la misma prueba que la superada un minuto antes para poder sentarme, es decir, un exhaustivo examen de mi persona por su parte:

- "buenas tardes, qué le pongo?"

- "tiene sandwich mixto con huevo?"

- "tenemos sandwich mixto, no sé si con huevo"

Pienso en decirle "joder pues no sé qué es lo que tienes que saber, es un puto sandwich mixto de toda la vida, luego fríes un huevo de los de toda la vida, y lo metes todo en pan bimbo de toda la vida..."

Pero no se lo digo, en su lugar le digo:

- "bueno, pues si tienen sandwich mixto con huevo, me lo trae, y sino lo tiene con huevo pues me trae el sandwich mixto sin huevo... y el huevo que esté bien hecho, por favor. Y una coca-cola con poco hielo."

El camarero me mira con cara rara mientras frunce el ceño, como preguntándose de dónde habrá salido este niñato pijo y con pinta de gilipollas que ha decidido venir hoy a complicarle su rutinaria-y-fácil-e-igual-que-todas-las-demás tarde de su vida como camarero del Bar Pepe, y a continuación desaparece dentro de la cocina, sin decirme nada. Mientras espero mi sandwich y mi refresco, miro una pantalla de TV de plasma de 42 pulgadas colocada en una pared frente a mí, a unos 4 metros de distancia de mi taburete. Están dando un partido de fútbol. En el Bar Pepe siempre ponen partidos de fútbol. Es la primera vez que vengo, pero puedo adivinarlo, sentirlo. SIEMPRE ponen partidos de fútbol. El Bar Pepe no sería el mismo sin los partidos. No sería nada. El fútbol es lo que le da al Bar Pepe ese toque único y especial que lo convierte en lo que es. Desgraciadamente para mí, no me gusta el fútbol, así que dejo de prestar atención a la TV y observo a la gente que me rodea.

A mi derecha hay una pareja, supongo que un matrimonio, de unos 50 años, y con ella está una chica joven de unos 18 años, que imagino que es su hija. La barra tiene forma de "L", y yo estoy sentado en la parte de abajo de la L, a la derecha. A mi derecha no hay nadie más, solo esas 3 personas y la pared. A mi izquierda hay un montón de personas, no distingo apenas lo que dicen porque sus voces se mezclan, entre ellas y también con las que provienen de la pantalla de plasma. El camarero del pelo grasiento ya ha vuelto a la barra, y habla con algunas personas. En el Bar Pepe se habla alto, muy alto. SIEMPRE se habla alto.

El tiempo pasa...los sonidos procedentes de mi estómago han pasado a convertirse en verdaderos gritos de desesperación. De vez en cuando miro al camarero con una mirada como de pobre hombre, de desgraciado, y a la vez inquisitiva, como diciendo: por favor, dime que ya está el sandwich preparado... pero el camarero ignora mi mirada y sigue hablando con los clientes.

Mi hambre alcanza ya límites insospechados...pienso que quizás debería decirle al camarero que qué cojones pasa con mi sandwich...pero entonces pienso que quizás estoy calculando el paso del tiempo demasiado deprisa debido a las ganas que tengo de llevarme algo a la boca...el tiempo es algo tan subjetivo... así que decido esperar un poco más.... y entonces el camarero se mete en la cocina, sale, y veo que se acerca hacia donde yo estoy con un plato en la mano... todavía no puedo distinguir qué es lo que contiene... será para mí?? será para otro cliente?? por favor que siga recto y no se pare antes... bien !! sí, es mi sandwich !! el camarero deja el plato sobre la mesa con gran determinación, él es un tío seguro de si mismo...es el Sheriff en el Bar Pepe...y lo tiene que demostrar...PLOCK !!....ya tengo el plato frente a mí.

Lo contempló unos instantes, esperando a que el Sheriff me traiga la Coca-Cola... veo que lo han tostao bien, analizo si el huevo ha sido frito durante el tiempo suficiente y no tiene las típicas babas que quedan siempre que un huevo está poco hecho... y entonces el camarero llega con mi refresco. Cojo los cubiertos, corto un trozo del sandwich y me lo llevo a la boca... ahhhhh....qué rico joder.

Mientras mastico la comida, veo que el camarero está junto al surtidor de cerveza. Está justo enfrente de mí, a un metro de distancia como mucho. Mientras sostengo en mis manos el cuchillo y el tenedor, me quedó mirando al camarero... éste coloca un vaso bajo el surtidor, y lo acciona, mientras sigue hablando con alguien que tiene delante. Entonces, cuando el vaso está casi lleno del todo, veo como de la boca del camarero surge un enorme lapo... un escupitajo probablemente mezclado con cerveza o vino... y veo, como si estuviera viendo una película a cámara lenta, todo el trazado que sigue el lapo surcando el aire... hasta que finalmente aterriza en el interior del vaso de cerveza que está llenando...el camarero se da cuenta, mira el vaso y a continuación se pasa una mano por la boca para limpiarse los restos que pudieran haberse quedado allí impregnados. Y , por último, le ofrece el vaso de cerveza a un cliente con una gran sonrisa en su cara.

Mi estómago comienza a revolverse...de repente el único bocado del sandwich que me he comido ya no me sabe tan rico....Dios..qué asco...empiezo a imaginar todo tipo de cosas con respecto a mi sandwich...dónde lo habrán hecho...quién lo habrá tocado.... aggg....escupo lo que aún me quedaba por deglutir sobre el plato, mientras dejo en él el nuevo trozo de sandwich que acababa de cortar y mantenía sujeto al tenedor, pago y me marcho del Bar Pepe sin preocuparme de recoger el cambio.

Creo que tardaré bastante en volver a comer sandwich mixto con huevo...


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Materia Oscura

Vivimos en una época en la que ya se ha inventado y explorado absolutamente todo. No os lo creéis? Mirad sólo una pequeña lista de cosas que ya se han inventado o de lugares que ya han sido explorados:

En una época como ésta, me gusta creer que todavía hay algo desconocido para nosotros. Que no somos tan jodidamente listos como nos gusta pensar que somos. Porque en el fondo seguro que todos y cada uno de nosotros nos creemos muy listos, muy inteligentes, que lo sabemos todo. Y una mierda.

Hace años algunos físicos se unieron para intentar descifrar qué es la gravedad. Los cálculos que realizaron se basaban en la masa de los objetos, que crea una fuerza gravitacional a su alrededor. Cuanto mayor es un cuerpo, mayor gravedad presenta este cuerpo. Sin embargo, durante sus cálculos descubrieron que el peso de los objetos conocidos del universo no era suficiente, teniendo en cuenta la fuerza de los campos gravitacionales que se habían creado. Digamos que esos objetos del universo atraen con demasiada fuerza otros objetos hacia sí, demasiada fuerza en relación al peso que tienen. Así que de pronto dijeron "cooooooooño!!aquí pasa algo raro !!!" Ahí fuera debía haber algo que no podían detectar, algo que sumaba su fuerza gravitacional a la del resto de cuerpos que hay en el espacio.

A este “algo” se le ha llamado materia oscura. Y resulta que representa nada menos que el 99 por ciento de la materia.
Pero si hay algo que sea realmente desconocido, somos nosotros mismos, nuestro interior. Creo que también en nuestro interior transportamos parte de ese 99 por ciento de materia oscura.
Mi intención con este blog es hablar sobre el otro 1% de todo lo que me rodea, todo lo que veo en mi vida diaria. Todo a través de los ojos de una mente distorsionada: la mía.

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