miércoles, mayo 03, 2006

Descenso a Las Profundidades

09:10 de la mañana. Dentro de 20 minutos tengo que estar entrando en la oficina. Estoy sentado en el interior de un abarrotado vagón de metro, leyendo la última novela de Paul Auster, titulada "Brooklyin Follies". Está guapo el libro, como todos los de Auster. Su novela "La Noche del Oráculo", me convirtió en un Yonki de sus libros. Justo delante de mí, de pie, hay una señora de baja estatura, con un claro problema de sobrepeso, que se aferra a una de las barras metálicas que sirven de sujeción cada vez que el vagón toma una curva. Temo que la señora se pueda caer en cualquier momento. Llevo unos auriculares insertados en los oídos que cumplen una doble función: entretenerme con la música, y aislarme del ruido que me asalta por todas partes: el estruendo infernal que producen los vagones del metro en su carrera por las profundidades de la Tierra, el desagradable sonido de silbato que suena cada vez que el vagón reanuda su marcha, las voces a gritos de la gente que viaja en compañía de alguien y con la que van manteniendo algún tipo de conversación, pugnando por superar el nivel de decibelios generado por el vagón y el sonido del puto silbato.
Hoy es día de huelga de los conductores de los vagones del Metro. En lugar de pasar con la misma frecuencia de siempre, los trenes pasan cada mucho más tiempo. La consecuencia inmediata es que si normalmente en cada estación suelen subirse unas 10 personas por vagón, ahora se suben 20. A medida que vamos pasando por las distintas estaciones, el número de gente en el interior del vagón va creciendo exponencialmente. La señora con problema de sobrepeso, ante los empujones que ha ido recibiendo de las personas que la rodean, ha ido pegándose a mí cada vez más. Está cada vez más cerca de mí. Cada vez más y más. Joder está tan cerca que mi cabeza está a punto de quedar sepultada entre sus dos enormes pechos....dos pechos descomunales, gigantes, inhumanos.

De repente me imagino a mí mismo siendo absorbido, atraído hacia el interior de esas dos ubres, todo se nubla a mi alrededor, me falta el aire porque sus tetas no dejan que llegue hasta mis pulmones...me asfixio...me ahogo...AGGGGGGGHHHHHH..........no quiero morir así.....ahogado con la cabeza insertada entre dos tetas gigantes...veo los titulares de los periódicos:" muere en un vagón del metro, asfixiado con la cabeza incrustada entre dos tetas enormes"...no ¡!!.......... entonces la imagen desaparece de mi cabeza y vuelvo a la realidad, al puto vagón de metro que avanza por las profundidades atestado de gente en un día de huelga.

Normalmente el vagón de metro en el que viajo a diario no suele detenerse entre una parada y otra...y suele ir a una velocidad más o menos alta. Pero hoy no. Hoy hay huelga, y ya que la ley obliga a los huelguistas a cumplir unos servicios mínimos en cuanto al número de vagones en circulación, han urdido una estratagema inteligente, audaz, que sin duda les habrá llevado horas y horas o incluso semanas calcular: en las horas punta, cuando la gente como yo va o vuelve del trabajo, los vagones se detendrán constantamente entre una estación y otra, y además la velocidad a la que volarán por debajo de la tierra será aproximadamente la misma que la de un caracol bajo los efectos del cannabis. Así que el vagón se para de repente, antes de llegar a ninguna parada. Unos 5 minutos después, vuelve a arrancar encarnando al caracol fumado. Consecuencia: hoy llegaré tarde al trabajo.

Otros cinco minutos después, el vagón se detiene al llegar a la siguiente estación. Faltan 2 paradas para que tenga que hacer un transbordo y así conectar con otra línea. No pasa nada. Sólo voy a llegar unos pocos minutos tarde al trabajo, me digo a mí mismo. Pero entonces sucede algo: cuando se abren las puertas entra un personaje de unos 1.70 metros de altura, de unos 40 años, gafas , y ataviado con la indumentaria que lucen los empleados de Prosegur, con la cabeza .... hmmm...... un momento....esa cabeza....me recuerda a algo........esa calvicie abarcando completamente la cabeza... ese brillo....joder a qué me recuerda? Pienso yo...... y entonces de repente me doy cuenta de que su cabeza tiene un aspecto inconfundible:

Mi polla. Es igual que mi polla. Bueno, que mi polla con gafas.

Echa una mirada de superioridad alrededor, y dice:

- “Hay avería en la vía, por favor salgan todos del vagón”.

Intento recordar cuándo fue la última vez que me hicieron bajar de un vagón del metro por una avería en la vía...no recuerdo ninguna. Y llevo unos 15 años usando el metro con bastante asiduidad. Pero no, ni una sola. En fin, la vida está llena de casualidades: justo el día que hay huelga, se jode la vía del metro. Por un instante evalúo las opciones que tengo: primera opción, bajarme del metro sin rechistar, y esperar a que pase otro vagón. Segunda opción, atrincherarme dentro del tren, negarme a salir, y darme de ostias contra el empleado de Prosegur. Decido que una lucha contra una polla con gafas sería bastante desigual (me ganaría, sin duda), así que me levanto y abandono el vagón.
A mi lado, oigo como un señor mayor que acompaña a una mujer ciega y a la que también acaban de obligar a salir del vagón de metro empieza a pegar gritos a la poll....digo al vigilante jurado de Prosegur:

- pero usted se cree que soy gilipollas??? Esto es por la huelga de conductores!!

- todo el mundo debe abandonar el vagón, hay avería en la vía

- esto es una vergüenza!! No ve que voy con una persona invidente ¡??? Y ahora qué tenemos que hacer? Cuándo va a venir otro tren??

- todo el mundo debe abandonar el vagón, vuelve a repetir el vigilante.

Seguro que cuando llegue a casa por la noche y su mujer le abra la puerta, dirá:

- Hola María, todo el mundo debe abandonar el vagón

Cuando esté follando con su mujer, dirá:

- Arf, arf, arf !! toma María, toma!! todo el mundo debe abandonar el vagón

Cuando alguien le llame por teléfono y conteste, dirá:

- Diga? todo el mundo debe abandonar el vagón

Me jode ver a la pobre mujer con el bastón de ciega esperando de pie y sin saber por cuánto tiempo, cuando sólo unos segundos antes estaba cómodamente sentada y rumbo a donde quiera que fuese... pero qué puedo hacer... nada.

Como no sé qué hacer ni conozco ningún transporte alternativo, me quedo en el andén rodeado del centenar de personas que unos instantes antes ocupaban los vagones junto a mí. Y entonces sucede algo asombroso: el vagón vacío se pone en marcha y continúa el camino como si nada. En mi fuero interno aún albergaba una mínima esperanza de que la avería fuese real, de que no estuvieran engañándonos como a tontos por su propio interés.... pero esa esperanza se desvanece en un instante.

A mi lado sigo oyendo los gritos del señor que va con la mujer ciega, mientras leo un letrero informativo de Metro que dice:

“Por avería en la vía, el servicio en la línea 3 entre las estaciones Tal y Cual estará suspendido durante 30 minutos”.

La furia se apodera de mí. Empiezo a pensar en la huelga y en los conductores de Metro, esos entes invisibles que nadie sabría que existen a no ser porque cada año te joden con sus huelgas. No se qué cojones querrán cobrar por sentarse en una cabina, darle a un botón, y esperar a que el metro llegue a su destino. No tienen que saber conducir, ni tienen que saberse de memoria todo el plano de la ciudad como Max Rockatansky (ver el siguiente relato).. no tienen que saber absolutamente nada. Bueno sí, para qué sirven los 4 botones que llevan dentro de la cabina. Y sin embargo estos zoquetes, estos inútiles integrales, no hay año que no se pongan en huelga para conseguir un aumento de sueldo. Qué pasa, queréis ganar igual que un abogado o que un médico por sentar vuestros putos gordos y sudorosos culos en una cabina y pasaros ahí 8 horas sin hacer nada en absoluto? Joder pero si deberíais estar dando saltos de alegría por tener un trabajo. No tengo nada en contra de nadie por su profesión, sea cuál sea ésta. Pero sí que tengo algo contra un colectivo que la única forma que tiene de reclamar más dinero es a base de jodernos a la gente que usa un servicio público como es el Metro. Y cuando digo “jodernos” me refiero a muchas cosas: tener que estar dando explicaciones en el trabajo de porqué llegas tarde, tener que ir enlatado como una sardina junto con otras 60 personas en un mismo vagón, sintiendo el aliento de alguien en tu cogote, por no hablar de su olor a sudor. Por qué todas las huelgas que se hacen en este país siempre se basan en jodernos a los demás? Por qué no les da por regalar ese día los billetes de metro y así joder a los que deberían joder, es decir a sus jefes??
Me la suda cuáles sean vuestras peticiones, vuestras necesidades: no me interesan en absoluto porque yo no soy conductor de metro. E igual que los conductores de metro no se enteran si yo tengo que pelearme con mi jefe por una miserable subida de unos cuantos euros al mes, yo no tengo porque enterarme de lo que vosotros pedís o dejáis de pedir. Os enteráis??. Es asunto vuestro y de vuestra empresa, no mío.

30 minutos después, consigo subirme a otro vagón aún más atestado de gente que el primero, y continuar con mi Descenso a las Profundidades, mientras me juro a mí mismo que tengo que sacarme el carnet de conducir.


Š∑ЯGÎØ

4 comentarios:

Johnymepeino dijo...

Estoy en 30gigs.com Si a mi nick Johnymepeino le añades la arrobita y lo de 30gigs.com ya tienes mi dire. :)

Anónimo dijo...

Pero pibe, ¿todavía no te lo has sacado? Haz el examen ¡¡pero ya!!
;-) Cuando vengas, te dejo el coche :D

Anónimo dijo...

No sé cual es tú trabajo, pero seguramente no más digno que el que tiene al que tu le llamas "cara polla".
Seguramente eres uno de esos que ponen cara de estomago agradecido cuando están delante de su jefe.
Seguramente harás un montón de horas por la cara y de esa forma te crees mejor y más importante que ese vigilante, al cual tú requerirás si alguien te mira mal y sientes miedo.
Eres patético

Sergio dijo...

Respuesta al usuario anónimo:

Tranquilo tío, sé que es duro mirarse en el espejo cada día y ver que tu cabeza es igual que tu polla, pero hay gente que podrá ayudarte a sobrellevarlo.