Qué equivocado estoy.
Oigo ruidos de voces en la cocina. Está en la otra punta de la casa, que es bastante grande, así que deben de estar hablando bastante alto. En la cocina está siempre la chica que trabaja en mi casa: cocina y limpia. Es una chica árabe bastante joven y muy guapa. Es muy tímida y apenas habla, pero a mí me cae bien. Lleva muy poco tiempo trabajando en casa. Sigo navegando por Internet. Entonces me doy cuenta de que, además de la voz de la chica, también se oye la voz de un tío. Una voz ronca y desagradable. Sigo en Internet. Hablo con mis amigos en el IRC.
Las voces que vienen de la cocina cada vez llegan con más claridad hasta mi habitación. Cada vez hablan más alto. Están gritando. Bueno, será un momento y dejaré de oirles gritar, pienso.
Hablo con uno y con otro, mientras veo páginas web e intento aprender alguna cosa que todavía no sepa. Odio perder el tiempo, me gusta aprovecharlo siempre, y sobre todo aprender cosas. Aprendiendo es como dejo de sentir que estoy desaprovechando mi vida, y entonces mi obsesión por el paso del tiempo desaparece y deja de martirizarme.
Las voces, en lugar de dejar de oirse, se oyen cada vez más y más alto. Joder, qué cojones estará pasando en la puta cocina, pienso. Me levanto de la silla bastante mosqueado por tanto jaleo en mi casa, abro la puerta y salgo de mi habitación, atravesando el pasillo hasta llegar a la cocina. Entonces, me doy cuenta de lo que está pasando:
La chica está con un tío de aspecto árabe, con barba. Unos 35-40 años. Medirá un metro 75 aproximadamente, ni gordo ni delgado, morena la piel y la cara. A partir de ahora le llamaré Mohammed. Todos los moros se llaman Mohammed, así que Mohammed se llamará éste, y sino que se joda. Me fijo en su cara: tiene cara de cabrón. Todos los moros tienen cara de cabrón. Por qué? no lo sé, pero cada vez que miro a uno a la cara parece como si estuviera preparando una conspiración contra todo el Universo, como si nada bueno pudiera gestarse detrás de esos huesos y esa piel. Mohammed es igual. Tiene cara de cabrón enfadado. Está delante de mí, que permanezco en el marco de la puerta, gritando a la chica , mientras ella apenas se atreve a mirarle desde el otro extremo de la cocina. La grita con palabras árabes. Ni siquiera se ha dado cuenta de que estoy ahí, o si lo ha hecho se la suda. Está tan concentrado comportándose como un cabrón, que el resto de su entorno es como si no existiese, como si no estuviese ahí. Sólo la pobre chica tímida existe para él.
Decido intervenir, joder, esta es mi casa y es la ostia que venga un moro a pegar gritos.
- Hola ?
Mohammed me mira con cara de sorpresa, y la chica también. Está asustada, lo leo en sus ojos, muy abiertos, alerta.
- Qué coño pasa aquí?
Mohammed me ignora, y sigue pegando gritos a la chica. Empiezo a cabrearme de verdad. Siento la adrenalina que empieza a acumularse en mi cerebro. Una marea de adrenalina, un tsunami de adrenalina inundando mi cabeza.
- Oye, a pegar gritos te vas a la calle si quieres, pero aquí no.
Mohammed ni me mira. Sigue pegando gritos como un loco. La chica no dice nada, apenas unos balbuceos inaudibles desde donde estoy. Está cagada de miedo. Me mira.
- Te estoy diciendo que dejes de pegar gritos en mi casa, que te vayas a la puta calle si quieres pero aquí no. Me vas a hacer que te eche yo mismo? joder
Me muestro atrevido con Mohammed, pero en el fondo estoy evaluando la situación, viendo que posibilidades hay de que el día termine con mi cara partida. Le miro, el hijo de puta está fuerte, debe trabajar en alguna obra o algo así, tiene los brazos fuertes, no como los míos que dan pena. Quizás me parta la cara si le digo que se vaya. La gentuza como ésta suele tener peleas a menudo, y yo la última vez que me peleé con alguien fue en séptimo de E.G.B con uno de mi clase que se metía conmigo porque era más alto de lo normal. Pero no soporto ver como ese gilipollas grita a una chica delante de mi cara, y en mi propia casa. Me parece un puto cobarde de mierda, un desgraciado. Seguro que ha pegado a muchas chicas, seguro que es un puto maltratador con la polla del tamaño de un garbanzo, que así se siente más hombre.
De repente Mohammed le suelta un bofetón a la chica y la agarra del brazo. Oigo el sonido producido por su enorme mano al chocar contra la cara de la pobre chica tímida. Ella se echa hacia atrás, asustada. Dios, ésto ya me ha superado. No puedo consentir ésto, me da igual que me parta la cara o no. Me la suda todo.
Me abalanzo sobre Mohammed y le lanzo un puñetazo directamente a la cara. Quien golpea primero golpea dos veces. O eso dicen. Mohammed parece no sentir ningún dolor. Se echa hacia delante y me mete una ostia en la cara mientras dice cosas en árabe. Me vuelvo loco.
- Hijo de puta te voy a matar, te lo juro por dios
Empiezo a golpearle, le meto puñetazos por todo su cuerpo, él se protege la cara como puede, mientras una lluvia de golpes le cae por todas partes. Me suelta un par de puñetazos más a la cara, pero sigo pegándole. Me da patadas, mientras retrocede contra la pared de la cocina. Estoy fuera de mí. Puedo sentir cómo todo mi cuerpo tiembla. Siento odio y miedo a la vez. Lo único que quiero es despedazarlo, dejarle en el suelo hecho trizas. no siento ningún dolor por sus puñetazos. La adrenalina anula el dolor, no existe. En ese estado sólo eres una máquina de lucha.
- Te voy a matar cabrón !!
Mis vecinos deben de estar alucinando. Que se jodan todos.
(((Son los mismos vecinos que cuando yo tenía 11 o 12 años se dedicaban a decir a los niños del barrio con los que jugaba que mi madre era puta. Supongo que porque era más guapa y tenía un BMW y más dinero que ellos a pesar de estar divorciada y no tener ningún hombre a su lado. Putos envidiosos con sus vidas casi tan vacías como sus cerebros.Una tarde vino mi mejor amigo y me preguntó, como preocupado por mí:
- oye, es verdad que tu madre es puta?
No se rió, ni siquiera esbozó una sonrisa. En sus ojos pude leer verdadera angustia.
Si me lo hubiese preguntado cuando yo tenía algún año más, le hubiese dicho la verdad: que lo único que mi madre hacía era lo mismo que llevaba haciendo toda su vida: trabajar más que nadie y emplear esa inteligencia suya en conseguir que nosotros tuviéramos siempre lo mejor: los mejores colegios, el mejor instituto, la mejor Universidad, el mejor barrio...y todo ella sola, sin nadie a su lado. En lugar de conformarse con haber vivido en un sitio más o menos normal, habernos llevado al colegio i al instituto más cercano y a la universidad más barata, prefirió luchar para que estudiásemos en los mejores sitios. Gracias mamá. Gracias por todo, nunca podré devolvértelo pero te juro que estarás orgullosa siempre que me mires. Quizás no lo consiga. Quizás termine siendo un fracasado más. Quién sabe. Pero por lo menos lo habré intentado.
Pero cuando mi mejor amigo me hizo la pregunta, yo sólo tenía 11 o 12 años, así que lo único que supe decirle fue:
- qué dices tío. quién te ha dicho éso?
- dice mi madre que se lo han dicho los vecinos
Y luego me quedé hecho mierda durante días. Que alguien pudiese decir eso de mi madre me hirió tanto que creo que todavía hoy odio a mis vecinos (a los pocos que aún viven aquí) por éso. Hay que ser muy mala persona para decir algo así sabiendo que tiene hijos pequeños)))
La chica está gritando. Detrás de mí noto la presencia de alguien más. Es mi hermano. Grita algo que no entiendo. Mohammed me da otro puñetazo, esta vez en el estómago. Yo le meto un rodillazo en las costillas y un par de puñetazos más cuando se contrae por el dolor. De repente, veo que Mohammed va hacia el fogón y coge algo....joder, el hijo de puta ha cogido una sartén...la levanta sobre su cabeza dispuesto a partirme la mía, me la suda, no tengo miedo, te voy a aplastar pedazo de cabrón. Vienes a mi casa a pegar a una chica indenfensa, te voy a aplastar como a una cucaracha. Mi hermano viene por detrás y sujeta el brazo con el que Mohammed sostiene la sartén y con la otra mano consigue arrebatársela, mientras yo sigo golpeándole. Empuja a mi hermano, que cae hacia atrás con la sartén en la mano.
Mohammed me empieza a empujar...y yo voy retrocediendo a causa de sus empujones...qué extraño que haya dejado de lanzarme puñetazos y ahora se limite a empujarme... de repente me doy cuenta de lo que pretende Mohammed...estoy cada vez más cerca de la ventana abierta de la cocina...cada vez más cerca......hasta que mi espalda queda apoyada contra ella. Quiere tirarme por la ventana, no hay duda. Me vuelvo loco, este cabrón me quiere matar de verdad. Le doy patadas, puñetazos, le insulto, le empujo hacia la puerta de salida de mi casa mientras mi hermano también lo empuja...no sé cómo, pero Mohammed está ya muy cerca de la salida..consigo abrir la puerta de la calle y empujarle hasta fuera. Cierro la puerta con la ayuda de mi hermano mientras Mohammed desde el otro lado empuja con todas sus fuerzas intentando abrirla. Oígo golpes en la puerta, gritos en árabe.
Al cabo de un rato, silencio. Cojo el teléfono y llamo a la policía. Miro a la chica y veo que está muy asustada, pero en sus ojos puedo ver agradecimiento.
Sólo por eso merece la pena sentir el dolor que siento por todo mi cuerpo.
Š∑ЯGÎØ
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