El otro día tuve que ir a Carabanchel, que está en la otra punta de donde yo trabajo, porque había quedado con alguien. La cita era a las 21:30, pero como siempre, estaba hasta los huevos de estar en el trabajo, así que salí de éste con un tiempo más que de sobras para llegar puntual a ver a la persona con la que había quedado.
A medida que me acercaba al lugar de la cita empezé a oir unos extraños sonidos cuyo origen al principio me costó mucho determinar...realmente parecían cercanos... muy cercanos. Resultó que esos sonidos provenían de mi estomago; estaba muerto de hambre. Lo normal cuando comes a la 1 y media y no vuelves a probar bocado hasta la noche. Así que bueno, decidí hacer algo de tiempo cenando cualquier cosa en el primer bar que vi. Entré en él. El sitio era el típico bar. Le llamaré Bar Pepe a partir de ahora...ni demasiado grande, ni demasiado pequeño. Ruidoso. Muy iluminado. Todos estos bares están siempre muy iluminados, no hay ninguno en el que no puedas distinguir el careto del camarero aunque esté en la otra punta del bar. Había muchas personas, algunas de pie, otras sentadas en taburetes redondos, fijados al suelo, junto a la barra. La impresión que me dieron muchas de las personas que allí estaban era la de estar tan fijados al suelo como los taburetes sobre los que reposaban sus gordos culos; como si llevaran toda su vida allí. Cuando yo entré, varias cabezas giraron en mi dirección, y me examinaron de arriba a abajo, como si para poder entrar en ese bar tuvieras que cumplir una serie de requisitos. Si no los cumples, entre todos te dan de ostias y te echan a la puta calle. O no? No lo sé, el caso es que me sentí observado por varios de los que allí estaban. Todos de mediana edad y con cara de aburrimiento. Supongo que pasé la prueba, porque me permitieron sentarme en el único taburete libre que quedaba.
Nada más tomar asiento en el Bar Pepe, el camarero, un hombre de unos 45-50 años, delgado, altura media, con el pelo grasiento y peinado con la raya en medio y ojos despiertos, se dirigió a mí, no sin que antes yo superase la misma prueba que la superada un minuto antes para poder sentarme, es decir, un exhaustivo examen de mi persona por su parte:
- "buenas tardes, qué le pongo?"
- "tiene sandwich mixto con huevo?"
- "tenemos sandwich mixto, no sé si con huevo"
Pienso en decirle "joder pues no sé qué es lo que tienes que saber, es un puto sandwich mixto de toda la vida, luego fríes un huevo de los de toda la vida, y lo metes todo en pan bimbo de toda la vida..."
Pero no se lo digo, en su lugar le digo:
- "bueno, pues si tienen sandwich mixto con huevo, me lo trae, y sino lo tiene con huevo pues me trae el sandwich mixto sin huevo... y el huevo que esté bien hecho, por favor. Y una coca-cola con poco hielo."
El camarero me mira con cara rara mientras frunce el ceño, como preguntándose de dónde habrá salido este niñato pijo y con pinta de gilipollas que ha decidido venir hoy a complicarle su rutinaria-y-fácil-e-igual-que-todas-las-demás tarde de su vida como camarero del Bar Pepe, y a continuación desaparece dentro de la cocina, sin decirme nada. Mientras espero mi sandwich y mi refresco, miro una pantalla de TV de plasma de 42 pulgadas colocada en una pared frente a mí, a unos 4 metros de distancia de mi taburete. Están dando un partido de fútbol. En el Bar Pepe siempre ponen partidos de fútbol. Es la primera vez que vengo, pero puedo adivinarlo, sentirlo. SIEMPRE ponen partidos de fútbol. El Bar Pepe no sería el mismo sin los partidos. No sería nada. El fútbol es lo que le da al Bar Pepe ese toque único y especial que lo convierte en lo que es. Desgraciadamente para mí, no me gusta el fútbol, así que dejo de prestar atención a la TV y observo a la gente que me rodea.
A mi derecha hay una pareja, supongo que un matrimonio, de unos 50 años, y con ella está una chica joven de unos 18 años, que imagino que es su hija. La barra tiene forma de "L", y yo estoy sentado en la parte de abajo de la L, a la derecha. A mi derecha no hay nadie más, solo esas 3 personas y la pared. A mi izquierda hay un montón de personas, no distingo apenas lo que dicen porque sus voces se mezclan, entre ellas y también con las que provienen de la pantalla de plasma. El camarero del pelo grasiento ya ha vuelto a la barra, y habla con algunas personas. En el Bar Pepe se habla alto, muy alto. SIEMPRE se habla alto.
El tiempo pasa...los sonidos procedentes de mi estómago han pasado a convertirse en verdaderos gritos de desesperación. De vez en cuando miro al camarero con una mirada como de pobre hombre, de desgraciado, y a la vez inquisitiva, como diciendo: por favor, dime que ya está el sandwich preparado... pero el camarero ignora mi mirada y sigue hablando con los clientes.
Mi hambre alcanza ya límites insospechados...pienso que quizás debería decirle al camarero que qué cojones pasa con mi sandwich...pero entonces pienso que quizás estoy calculando el paso del tiempo demasiado deprisa debido a las ganas que tengo de llevarme algo a la boca...el tiempo es algo tan subjetivo... así que decido esperar un poco más.... y entonces el camarero se mete en la cocina, sale, y veo que se acerca hacia donde yo estoy con un plato en la mano... todavía no puedo distinguir qué es lo que contiene... será para mí?? será para otro cliente?? por favor que siga recto y no se pare antes... bien !! sí, es mi sandwich !! el camarero deja el plato sobre la mesa con gran determinación, él es un tío seguro de si mismo...es el Sheriff en el Bar Pepe...y lo tiene que demostrar...PLOCK !!....ya tengo el plato frente a mí.
Lo contempló unos instantes, esperando a que el Sheriff me traiga la Coca-Cola... veo que lo han tostao bien, analizo si el huevo ha sido frito durante el tiempo suficiente y no tiene las típicas babas que quedan siempre que un huevo está poco hecho... y entonces el camarero llega con mi refresco. Cojo los cubiertos, corto un trozo del sandwich y me lo llevo a la boca... ahhhhh....qué rico joder.
Mientras mastico la comida, veo que el camarero está junto al surtidor de cerveza. Está justo enfrente de mí, a un metro de distancia como mucho. Mientras sostengo en mis manos el cuchillo y el tenedor, me quedó mirando al camarero... éste coloca un vaso bajo el surtidor, y lo acciona, mientras sigue hablando con alguien que tiene delante. Entonces, cuando el vaso está casi lleno del todo, veo como de la boca del camarero surge un enorme lapo... un escupitajo probablemente mezclado con cerveza o vino... y veo, como si estuviera viendo una película a cámara lenta, todo el trazado que sigue el lapo surcando el aire... hasta que finalmente aterriza en el interior del vaso de cerveza que está llenando...el camarero se da cuenta, mira el vaso y a continuación se pasa una mano por la boca para limpiarse los restos que pudieran haberse quedado allí impregnados. Y , por último, le ofrece el vaso de cerveza a un cliente con una gran sonrisa en su cara.
Mi estómago comienza a revolverse...de repente el único bocado del sandwich que me he comido ya no me sabe tan rico....Dios..qué asco...empiezo a imaginar todo tipo de cosas con respecto a mi sandwich...dónde lo habrán hecho...quién lo habrá tocado.... aggg....escupo lo que aún me quedaba por deglutir sobre el plato, mientras dejo en él el nuevo trozo de sandwich que acababa de cortar y mantenía sujeto al tenedor, pago y me marcho del Bar Pepe sin preocuparme de recoger el cambio.
Creo que tardaré bastante en volver a comer sandwich mixto con huevo...
Š∑ЯGÎØ
martes, abril 04, 2006
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6 comentarios:
Wen@sss, colega! Acabo de ver tu historia tío... Increible! Jejeje.. Si es k tenías k haberme llamado tío, así te hubiera hecho un recorrido turistico por Carabanchel City :) Corto la cinta de inaguración de tu blog... !! WELCOME TO THE JUNGLE! Salu2! tío y un abrazo. Josemi.
La Frontera Final
Hoy ha nacido un blog en internet, un hecho tan común y numeroso como incontestable. Y mi primera reflexión ha sido comparar este hecho con otro igual de común, curiosamente otro naciemento, en este caso el humano.
Por encima de las diferencias evidentes que separan ambos hechos, no he podido dejar de pensar en las curiosas similitudes.
Espero que en el caso de este blog, no acabe siendo un conjunto persona-taburete; es mas, estoy convencido de que no sera así.
En cualquier caso solo espero que disfrutes de la experiencia de este viaje Hass, BIENVENIDO
y enhorabuena...por el parto.
Bueno, cielo, supongo que además de los sandwiches con huevo también dejarás de ir al Bar Pepe :P
En fin... cualquiera sabe lo que come fuera de su casa...
Adelante con el blog.
Helloouu, me ha gustado el formato trilogía en la entraga de las partes de "El camarero y El Lapo", mantenía la curiosidad y la intriga en el lector... lástima que el camarero fuera tan sumamente asqueroso... lo has plasmado de una manera muy plástica, síp xDDD
Larga vida!!!
Vamos a partirle la cara al camarero y a obligarle a que se beba sus propias babas, ademas de que se meta sus putos sandwichs mixtos con huevo ( que en cualquier otro sitio estan deliciosos )por el orto. Solamente espero que un jodido terremoto asole su taberna y la llene de inmundicia.
Gracias Hass por crear un rincón donde expresarnos libremente a nuestra bola.
Jurame por Dios que te lo has inventado, JURAMELO POR FAVOR. No creo que pudiera resistirlo si fuera real, me parece imposible que pueda existir alguien así sin que le hayan matado a golpes los amigos de algún intoxicado.
La historia, asquerosa; el narrador, brillante.
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